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Cada cosa a su tiempo

Imagen Cristo crucificado. Relieve del Vía Crucis de la catedral de Santiago.

Imagen Cristo crucificado. Relieve del Vía Crucis de la catedral de Santiago. / ECG

Pilar Alén

Pilar Alén

LO DICE EL REFRANERO. Aplicable es a todo proceder. Y lo asevero sin reflexionar demasiado, mirando lo que ocurre hoy y lo que ocurrió ayer, para que no se repita mañana. Soy ingenua, ya lo creo, pero la esperanza es lo último que debemos perder.

Estamos ya preparados para la semana más importante del año para el mundo cristiano que, sobra decir es el nuestro. ¿Qué menos que dedicarle tiempo? Es todo un acontecimiento, para hombres de fe y personas de a pie que miran de soslayo, sin mucho interés. Es semana que genera un sinfín de saber. Aunque por eso sea, como dice un amigo que no pisa suelo sagrado, no es momento de pasar de largo, sino de ver y aprender de tan singular evento, pues, en efecto, es breve tiempo irrepetible en el candelario del año.

Tengo sobre mi mesa folletos que anuncian todo tipo de actos. Los hojeo y con asombro advierto que no es la semana que espero, sino todo un largo mes que abarca del 12 al 16 del cuarto mes. ¡Un poco más y llegamos a mayo! Bien está, aunque no debe llevar a engaño. Una semana tiene 8 días, como todos sabemos.

Recordemos que lo importante de la Semana Santa se centra principalmente en el Triduo Pascual, que incluye el jueves, viernes y sábado de gloria, donde se hace memoria de un hecho que, por historia, al menos deberíamos en él creer.

Es tiempo de capirotes y pasiones. Es tiempo de dar protagonismo a la muerte de Cristo. Es tiempo de mirar a Jerusalén y a Roma también, sin olvidar a Compostela con desdén.

Sigo mirando lo que ofrece el cartel: conciertos, procesiones, exposiciones. Aparecen, asimismo, Culto e liturxia de nuestros templos. ¡Ojalá se vivan con interés, devoción y silencio, como debe ser!

Oportuna es la programación filarmónica, pese a que pocos son los órganos antiguos, por ejemplo, que quedan en pie. Es tiempo de que suene el instrumento rey. Con él, notas que atesoran melodías de Cuaresma, preludio de todo Año Litúrgico que debemos conocer: Adviento, Navidad, Epifanía, 1er. tiempo Ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, tiempo Pascual, Pentecostés, 2º tiempo Ordinario, hasta acabar con Cristo Rey.

Permítanme, para finalizar, una digresión que con todo lo expuesto poco tiene que ver. Tiempo es también ahora y siempre de no crear absurda confusión, proponiendo 20 tipos de familias y debatir una controvertida gestación. ¡Viva la libertad en todo proyecto vital! Pero creo que, a quien esto aplaude, paradójicamente se le despeina el flequillo o eriza el bigote cuando una chiquilla, que aun juega a la comba, preñada queda: esto, hipocresía se llama. Es pena que alguien fallezca sin cumplir la treintena, como condena es para un ser nacer cuando una madre comienza a decaer.

Un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo. Es lo normal, natural y de sentido común universal.