{ posdata }

Ya aburre

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

SÍ, YA ABURRE. Esto de la izquierda española, siempre igual, desde que existe, dividida en pedacitos, como las leiras del minifundio, ocupada en rapiñarse los votos entre cada uno de los grupitos que la componen, es de hacérselo mirar. Que no digo yo que, a fuer de esa constancia histórica, tenga remedio, pero al menos sí que puede ayudar a evidenciar la vergüenza.

Porque vergüenza debía darle a todos poner en riesgo su capacidad para gobernar, que ellos mismos presentan como el requisito ineludible para refor-mar. Puedo decirlo de otro modo: favo- reciendo las expectativas de la derecha para hacerlo, probablemente en contra de las reformas que, según la propia izquierda, son necesarias para mejorar las condiciones de vida de los grupos sociales más humildes o, a poder ser, de la población en general.

Ese riesgo es evidente que se está corriendo hoy día en España. Vean uste- des si no cual es la realidad de la izquierda. La más izquierda de la propia izquierda, ahora a la búsqueda de una sola ca-beza representativa y electoral, en la persona de Yolanda Díaz, se reúne, buscando trascendencia pública, sí, claro, pero estructuralmente divida: el público de ese acto, ojo, eh, que lo voy a decir, unitario, estaba compuesto por más de veinte organizaciones, digo veinte, eh, asómbrense, cada una de su padre y de su madre, preservando separadamente su singular identidad.

Díganme, ¿dónde está la proclamada unidad? Todavía más difícil de encontrar si está ausente del evento la organización partidaria que, a día de hoy, tiene, entre todas ellas, la mayor representación parlamentaria. Locos o cínicos, vamos.

Si ahora, a este tumulto organizativo sumamos a la única izquierda-izquierda, no la izquierda de la izquierda, sino aquella otra, la de siempre, que ostenta la condición de ser, en singular, la única capaz de dar consistencia a un gobierno, ya sea en solitario o en coalición con todas o algunas de las otras izquierdas, ahora en plural, la realidad ya se vuelve sencillamente estúpida.

Vean: la proposición de las izquierdas a la izquierda del PSOE consiste en arrebatarle a los socialistas los votos que necesitan para figurar en el escenario político. La proclamación por parte de Yolanda Díaz de aspirar a ser presidenta del gobierno, equivale, en el mejor de los casos, a promover una gravísima quiebra en las condiciones de representación y supervivencia de la izquierda en general. ¿O no? Ni sumar ni leches.

No me extraña que Feijóo este contento. No es para menos.