Diez años de Maduro

EN LAS PRÓXIMAS HORAS se celebrarán en Bogotá relevantes reuniones dentro de la cumbre internacional convocada por Gustavo Petro, quien acaba de regresar de Washington, donde se entrevistó con Joe Biden y le adelantó su deseo de mediar para que Estados Unidos suavice las sanciones a Venezuela, y ayude a cambiar la Carta Democrática de la OEA, de forma que Caracas y La Habana regresen al organismo. Pero todo esfuerzo parece insuficiente para rescatar a Venezuela de la crisis política, económica y social que, como nos muestran nuestros familiares y amigos del país caribeño, no ha hecho más que acrecentarse durante la década que lleva en el poder Nicolás Maduro. Ahora, tras la irrupción de gobiernos de izquierdas en países como Colombia, Argentina, México, Brasil y Chile (más Nicaragua, Bolivia o Cuba), Maduro ha visto el momento para blanquear su imagen y vender en el exterior una supuesta democracia que sus propios ciudadanos no perciben.

Sin embargo, la oposición y la disidencia no han sido capaces de sobreponerse a una división y fragmentación orquestada por el régimen de Maduro, que ha logrado silenciar a los medios de comunicación contrarios al Gobierno, y encarcelar a más de 300 presos políticos. Desde el Palacio de Miraflores se apela a la lucha contra la corrupción y las mafias del narcotráfico para limpiar la imagen de la Administración; pero escándalos como el de la desaparición de 3.000 millones de dólares provenientes de la venta del petróleo, los millones bloqueados para financiar la campaña presidencial de 2024, y desfalcos de hasta 23.000 millones de dólares en el que parece estar involucrada la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), demuestran que la corrupción campa a sus anchas.

Económicamente, Venezuela, que pasa por ser el país con más reservas de petróleo del mundo, sufre una situación ruinosa, con una inflación anual que el FMI estima para el 2023 en torno al 400%, pero que algunos expertos llegan a cifrar al cierre del año en cerca del 4.000% (y, aun así, mucho más baja que en años anteriores, cuando llegó a acumular todavía más ceros). Además, el Consejo Nacional de Comercio, que representa a 120 cámaras y asociaciones comerciales, empresariales y de servicios de todo el país, informa del cierre de más de 500.000 empresas en los últimos lustros (todavía resisten unas 270.000), y de en torno a 700 industrias expropiadas a manos del Gobierno. A nivel social, el declive sigue en aumento, con cerca de siete millones de venezolanos emigrados, y una pobreza que afecta a casi el 82% de una población que se divide entre la masa social más vulnerable y manipulable por la dictadura; una oposición maltrecha, censurada y reprimida; y una minoría de oficialistas que colaboran con el régimen para asegurar su propia supervivencia. ¡Qué lástima!