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Tiempo para amar

Marcelino Agís Villaverde

Marcelino Agís Villaverde

EL FILÓSOFO Y PROFESOR Jesús Ríos Vicente siempre tuvo alma de poeta, aunque no mucha gente supiera descubrirlo. Le conocí como secretario del departamento de Filosofía y Antropología Social de la USC en los años 80. Después colaboró mano con mano con el rector Meilán Gil cuando echó a andar la UDC en los años 90. Fue miembro fundador y vicepresidente de Sociedad Interuniversitaria de Filosofía, gestionando con gran eficacia la organización en A Coruña de los Encuentros Internacionales de Filosofía en el Camino de Santiago.

Cualquiera que lea las ponencias presentadas en dichos Encuentros, publicadas en los correspondientes libros de actas, comprobará que siempre supo abrir un espacio para la poesía. En sus ensayos filosóficos emergía esa alma de poeta que ocultaba en su día a día el profesor, el académico y el gestor eficaz.

Nos habló de la poética del Camino con los versos de José Ángel Valente o Constantino Cavafis; de la nostalgia de Dios citando a Hölderlin, Rilke, Juan Ramón Jiménez, León Felipe o San Juan de la Cruz. Nos mostró cómo la mirada humana siente la tierra y el paisaje, con versos de Machado y Manoel Antonio. Habló de pensadores en la frontera de la mano de poetas inmortales. Trazó el itinerario del homo viator, uniendo a su querido Gabriel Marcel la poesía de Quevedo; y nos enseñó cómo sentimos el tiempo filósofos y poetas, haciendo comparecer la obra poética de Baudelaire.

Nadie sabía, sin embargo, que el profesor Ríos Vicente iba cocinando a fuego lento una delicadísima obra poética, que se intensificó tras la muerte hace tres años de su esposa Mª Carmen Vázquez (Muñeca), el motor de explosión de su vida, quizás para demostrar la veracidad de las palabras de Gabriel Marcel: “amar a un ser es lo mismo que decir: tú no morirás”.

El próximo viernes a las 7 de la tarde presentaremos en la Facultad de Filosofía su Poesía reunida, titulada Sólo para amar… hay tiempo todavía. Ahí palpita, en inigualable síntesis, filosofía y poesía, las dos almas de nuestro ser.