{ posdata }

Esa tal Belarra

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

ESA TAL BELARRA ME TRAE MAL. Es que me pone de los nervios. La última de sus botaratadas fue la de calificar la propuesta del grupo mayoritario de la actual coalición en el Gobierno, sobre la concesión de avales a los jóvenes que pretendan suscribir una hipoteca para adquirir una vivienda, de indignante o indecente o algo así; una palabra gruesa, en todo caso, insultando con gravedad, que afecta, claro está, a la propia dignidad del proponente.

Tan contundente me pareció la ofensa, que no tengo más remedio que decirle a esa señora que, cuando uno pertenece a un Gobierno que incurre en el tipo de proposiciones que ella califica de manera tan extremada, por una simple cuestión de dignidad personal, discrepancias políticas aparte, que ya hablaremos de ellas, lo que tiene que hacer es irse, dimitir, para poner a salvo su propia honra.

Si la tal Belarra, por el contrario, estando incluida en ese Gobierno de comportamientos indignos, o indecentes, o lo que haya querido decir, no se sale de él, no limitándose a mostrar distancia ideológica sino también personal, por dignidad, también tiene que aceptar que los demás consideremos su comportamiento, además de estúpido, como lo son todas las exageraciones, y más con pérdida de formas, como poco limpio.

No creo que la tal Belarra se resista a abandonar un Gobierno indecente o indignante por una simple cuestión laboral, o solo salarial, que sería mucho creer. Quizá su botaratada se deba a un mero cálculo electoral en busca de provecho para su partido. Pero también esa búsqueda, quizá lógica, también exige limpieza y corrección en las formas. Respeto mutuo. Sin esas reglas, también deviene en comportamiento sucio.

He entendido en su momento la necesidad de buscar soporte parlamentario suficiente en el trance de formar Gobierno. Incluso pienso que el que se ha logrado probablemente fuese el único posible. Y creo, también, que estando a la altura que se está de la legislatura, con un encuentro electoral municipal-regional como prólogo casi inmediato del general, sería tan estúpido como lo es el comportamiento de la tal Belarra, romper ahora la coalición e ir a las elecciones generales anticipadas en plan reyerta desatada entre las izquierdas. Pero no aguanto ni un minuto más sin decir hasta que punto me repugna el comportamiento de los oportunistas a los que la tal Be- larra representa en su con- dición de secretaria general de Podemos.

Ojalá que todo esto pase pronto y que no vuelva a repetirse.