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¡Qué ocasión perdida!

Xaime Barreiro Gil

Xaime Barreiro Gil

OYE, ALBERTO, a la vista de tu último debate en el Senado en las vísperas de las próximas elecciones municipales y regionales, no puedo sino decirte que, otra vez, has perdido la ocasión de elevarte sobre la mediocridad política.

Tú, sí, tú, que fuiste recibido en la política española como el que venía a darle un tono moderado a los discursos, sobrepasando radicalizaciones anteriores y para ocupar nítidamente, por fin, desde la derecha, un espacio constitucional constructivo y enlazado con el bien común, el de los españoles, sin torceduras partidistas y ahora también electoralistas, tú, ya te digo, tú, hasta ahora, no has sabido hacerlo.

Todos sabemos lo que piensas de Pedro Sánchez, pero no tanto de los asuntos que verdaderamente están preocupando a los españoles, ahora, en el presente, y tampoco de los proyectos de futuro que puedas tener para cuando estos pasen y vengan otros, que vendrán.

Tú de eso hablas poco. Tus declaraciones y debates son ad hominen, siempre, sobre la misma persona, contra ella, sin tregua ni excepción, como si no hubiese más mundo. Y mira, que yo creo que así, aunque puedas sacarle réditos electorales a una actitud tan radicalmente personalizada y negativa, creo que la política española, para ti tanto como para los demás, para todos, resultará seriamente perjudicada. No hay país al que le puedan ir bien las cosas si la política le va mal.

Y no llego a comprender cómo no eres capaz de ver esto que te digo. ¿De verdad que no lo eres de saber el provecho que le habías podido sacar a tu voto a favor de la reforma de la llamada “ley del sí es sí”? ¿De verdad que no entiendes que un ejercicio parlamentario como aquel, sean cuales sean sus sinceras intenciones, puede beneficiarte a ti más que a otros? ¿De verdad que no crees que deberías ser más fiel a tu fama previa?

Si yo no creyese todo eso, tendría que sospechar que soportas servidumbres muy pesadas. Que no mandas ni sobre ti mismo. Muchos de los que hoy te sonríen te deparan un trato meramente circunstancial. Si sales mal de las próximas elecciones, incluyendo las de diciembre, lo pierdes todo, incluso la fa-ma, porque ellos mismos te la quitarán. Y para que te salgan mal basta con que no puedas formar gobierno.

Ese día Feijoo será apartado. Se acabó. Si los que antes apoyaron a Casado y luego se olvidaron de él, puedes estar seguro de que harán lo mismo contigo. Tu partido también es cainita. Lo sabes, ¿no?

Ojo: los liderazgos no se regalan. Quedas avisado.