{ tribuna }

La economía gallega es familiar

Santiago Lago Peñas

Santiago Lago Peñas

LO DICEN LOS ESTUDIOS cuantitativos y lo percibimos de forma cotidiana. La economía gallega no se entiende sin sus empresas familiares. La mayoría de las empresas que nos viene a la cabeza tiene detrás unos apellidos. En muchos casos, una saga. Es bueno saberlo para no equivocarse. Bienvenidas sean las inversiones extranjeras; hagamos lo posible para ser un territorio atractivo sin renunciar al cumplimiento de estándares de sostenibilidad y respeto a normativas. Pero no nos olvidemos que hoy nuestra base empresarial es la que es.

Las empresas familiares bien gestionadas y profesionalizadas son un gran activo colectivo, por su mayor compromiso con el territorio, sus trabajadores y proveedores, y por su preocupación por el legado intergeneracional. Las empresas familiares miran más allá de los resultados de un año concreto. Y eso se traduce en mayor estabilidad en el empleo y mayor resiliencia cuando vienen mal dadas. Por eso, un primer movimiento necesario es profundizar en los apoyos y ayudas a la adopción de protocolos para la sucesión y a esa profesionalización a la que me refería. Sé que es difícil porque en ellas se mezcla empresa y familia. Y la convivencia no es siempre fácil. Pero por eso mismo hay que incidir.

El segundo movimiento es seguir trabajando para que los impuestos que gravan la riqueza de las personas físicas no condicionen de forma severa la vida de las empresas. Es verdad que existen ya exenciones fiscales contempladas en la legislación, pero a veces su aplicación es excesivamente estricta. Por supuesto que esas bonificaciones no pueden ser un coladero para que las personas de mayor riqueza evadan el pago de impuestos sobre patrimonio o sucesiones. Hablamos de las empresas de verdad, de las que tiene una actividad productiva reconocible por todos y de la operativa estrictamente empresarial.

Afortunadamente, la Xunta ha apostado en sus Orzamentos 2023 por un cambio necesario y razonable que afecta a la tesorería de las empresas. Porque se estaba penalizando el que cuenten con autofinanciación y reservas, algo fundamental para afrontar crisis o para aprovechar oportunidades sin depender siempre del crédito bancario; porque ya sabemos los riesgos que plantea un exceso de endeudamiento.

Sigamos identificando espacios de mejora.