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Jugar al patadón

Marcelino Agís Villaverde

Marcelino Agís Villaverde

Los partidos políticos son una pieza clave del sistema democrático. Ellos gestionan la participación de los representantes políticos en las distintas instituciones del Estado en el plano local, provincial, autonómico y nacional. De ahí que sea tan importante su buen funcionamiento.

Hoy por hoy es todavía una utopía aspirar a que tengan un comportamiento democrático para tomar las grandes decisiones que afectan a las personas que los rigen y que los representan, así como una transparencia plena que evite corruptelas. Se ha avanzado bastante, pero falta todavía un buen trecho.

A pesar de todas las imperfecciones, algo que los partidos cuidaban hasta la fecha, más por propia conveniencia que por otra cosa, era la de pedir responsabilidades políticas tras un batacazo electoral tan monumental como el que acaba de sufrir el PSOE y promover los cambios necesarios en la dirección y órganos de gobierno.

Pedro Sánchez planteó las recientes elecciones municipales y autonómicas como unas primarias, una especie de plebiscito a su gestión que recibió un rotundo castigo que tiñó de azul el mapa de España. Pues bien, lejos de poner su cargo a disposición de su partido optó por la fórmula futbolística de patadón para delante, reuniendo a sus diputados y senadores para presentarse como única solución.

Era un poema ver las caras de alguno de aquellos palmeros, obligados a comulgar con ruedas de molinos sin poder rechistar, so pena de perder la silla. Han salido algunas voces de históricos del PSOE, que ya están más allá del bien y del mal y pueden decir lo que piensan.

O mucho me equivoco, o el partido socialista va a quedar tocado para muchos años pues el patadón para delante, todo el mundo lo sabe, es la estrategia de los mediocres.