Los estudios de impacto económico son herramientas ampliamente utilizadas para evaluar el efecto que determinadas políticas, proyectos o eventos pueden tener en la economía. Estos estudios pretenden analizar y predecir los cambios en variables como el empleo, la producción, los ingresos o los precios. No obstante, es verdad que presentan diversas dificultades y riesgos que es necesario abordar y tener en cuenta.

Una de sus principales dificultades es la incertidumbre inherente al futuro. Los estudios están basados en supuestos y estimaciones, lo que implica que sus resultados pueden variar considerablemente dependiendo de las hipótesis utilizadas.

En segundo lugar, es común encontrar errores, que pueden surgir de múltiples fuentes: la falta de datos precisos, la simplificación excesiva de la realidad o la aplicación incorrecta de los métodos analíticos. Pero muchas veces son errores conceptuales básicos que desvirtúan completamente las conclusiones.

Un buen ejemplo son las estimaciones sobre el impacto de la apertura de un centro comercial en las afueras una ciudad. La mayoría de los resultados que vemos publicados obvian la reducción de las ventas que, muy probablemente, se producirán en los comercios del centro. Y, frecuentemente, ignoran los problemas de congestión de infraestructuras o de contaminación añadida que pueden acarrear los desplazamientos. Otro error de bulto habitual es presentar el impacto sobre el empleo sin traducirlo a empleos equivalentes anuales a tiempo completo. Esto es particularmente grave en eventos que duran unos días. Se habla de cientos o miles de contratos y empleos, peor se orilla que su duración es de pocas jornadas. Si los traducimos a empleos anuales, las cifras pueden reducirse 50 veces o más. Y, claro, el cuadro pasa a ser muy diferente.

No podemos perder de vista que, en muchas ocasiones, los estudios son encargados por actores con intereses particulares, lo que puede influir en la forma en que se diseñan los estudios, se seleccionan los supuestos o se interpretan los resultados. Por eso, es importante que los estudios de impacto económico sean realizados de manera transparente, utilizando datos fiables y aplicando métodos rigurosos. Además, se deben tomar precauciones para evitar sesgos y conflictos de interés. La revisión por pares y la divulgación de los supuestos y limitaciones del estudio son prácticas recomendables para garantizar su integridad y confiabilidad.

Personalmente, cuando leo noticias en los medios sobre este tipo de estudios, lo primero que hago es mirar quién lo ha hecho. Y confieso que me suelo fiar más de los elaborados en las universidades públicas por grupos de investigación solventes y reputados. Pero, aun así, cuando los números son demasiado buenos, necesito echarle un vistazo a “las tripas” del trabajo.