SI EN EL AYER fue la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago la que, con el traslado de los restos de Rosalía de Castro a Bonaval, inició el camino de lo que sería denominado como “Panteón de Gallegos Ilustres”, es ahora el Parlamento de Galicia quien, mediante una Proposición de Ley relativa al “Panteón de Galegas e Galegos Ilustres”, marca usa senda de porvenir para tal espacio.
Aprobada la Ley se concretará una Fundación, con unos Estatutos, en la que será determinante el papel del propio Parlamento y en el que tendrán, también, su lugar la Xunta de Galicia, el Ayuntamiento de Santiago y la Archidiócesis compostelana estando previsto que cuenten con diversas entidades asesoras entre las que se encuentran el Consello da Cultura Galega, el Museo de Pobo Galego y la propia Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, con lo que este nuevo marco normativo ha enlazado los orígenes de este Ilustre Panteón con la realidad social, y cultural, actual.
Ha sido mucho el tiempo vivido desde que Galicia es reconocida, en el panorama histórico español actual de carácter autonómico, como una Comunidad Histórica y en el que este Panteón, tan nuestro, parecía un tanto desasistido, lo que suponía una carencia que ahora se empieza a subsanar. Estamos ante una Proposición de Ley respaldada por la unanimidad de nuestros parlamentarios y esto los deja, a todos, en muy buen lugar, reflejando algo muy positivo porque aquello que se configura, también, en un símbolo de un país como el nuestro ha de ser sentido como un territorio común, de todas las ideologías, de todas las sensibilidades, de todas las personas...
Los aquí enterrados, con Rosalía en posición primera, concitan unidad y nos hacen sentir parte de un pueblo común; también el saber, en el mundo del Derecho y en el sentir regionalista de Alfredo Brañas. Sería Francisco Asorey, conocido como “o escultor da raza”, el único enterrado en este lugar de forma inmediata tras su muerte, en 1961. Ya, en 1967, se traerían aquí los restos de Ramón Cabanillas, reconocido por “poeta da raza”, que había fallecido en 1959. En 1984 recibirá este sagrado espacio a los restos de esa referencia excelsa que es Castelao; vienen desde Buenos Aires para ser aquí honrados.
Serán las cenizas de Domingo Fontán, fallecido en 1866, catedrático de Matemáticas Sublimes de la Universidad de Santiago, las últimas en ser depositadas; transcurre el año 1988 y sus restos provienen del Cementerio General de Santiago; de este modo el más antiguo en cuanto a su nacimiento es aquí el último en ser acogido. Tanto Fontán, como Brañas, formaron parte, en su día, de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago. Fontán fue presidente de dicha entidad, desde la que promovió la primera línea de ferrocarril en Galicia, siendo, también, reconocido, por sus servicios, en materia de cartografía, en lo que concierne a nuestra propia tierra; y si él, Fontán, describió, de tal modo, su espacio, aquella Rosalía que abrió el ser de este Panteón, había sido la que incidió, más que nadie, en lo más hondo de su ser, con sus versos, con sus palabras...