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Opinión | POSDATA

Doctor en Economía

Échale calma, por favor

Alberto, chico, me desconciertas. O tú hablas demasiado rápido o yo entiendo demasiado lento, que también puede ser. Desde luego, ya te me habías adelantado con aquello de que las vacaciones estaban sobrevaloradas -que, por cierto, no he sabido nada de que tu mismo no te hayas dejado llevar por la sobrevaloración-, y aunque yo, ya jubilado, quizá las valore de manera diferente.

El caso es que, mientras tu divagabas con semejante consideración del relajo, millones de españoles copaban plaza en barcos, trenes, aviones o sus propios coches particulares, con destino a los diversos lugares en que cada uno pretendía disfrutar de su, creyéndolo merecido, ocio vacacional.

¿A quién creo, Alberto; a ti o a ellos? Si solo fuese por el número, te arrasan. Y si sólo fuese por la insistencia en reclamar las vacaciones como derecho, también.

Y hay más. Sin que me hubiese recuperado del todo de tu sorpresiva apreciación, me sales con otra que no me desconcierta menos: ¿de verdad que te atreves a contraponer democracia y prosperidad? ¿Crees que son experiencias que viajan por carriles distintos? Hasta te podría preguntar, con un poco de mala leche, sí, perdona, si eres de los que piensan que, habiendo prosperidad, no hace falta democracia. Que también la democracia está sobrevalorada, vamos.

Te lo ruego, Alberto, háblame un poco más despacio. No logro seguirte y, desde luego, no quiero minusvalorar mi propio entendimiento. Yo creo, y vuelvo a pedirte perdón por lo que digo, que quizá seas tú el que habla demasiado rápido, sin haber pensando antes serenamente lo que quieras decir. Deberías echarle un poco de calma a tus proclamaciones porque si desconciertas a los demás tanto como a mí, la tienes clara. A ver quien te da la confianza electoral que les pides. ¿Para echarla a perder y quedarse sin vacaciones y democracia?

Vamos anda, que vas por mal camino. Hazme caso, cambia de ruta. A no ser que tampoco tengas claro el destino, claro, que esa es otra.

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