Opinión | BUENOS DÍAS Y BUENA SUERTE
Y Trump bailando en su volcán
Trump utiliza su piqueta de albañil vip contra pilares de la democracia como las libertades civiles o la universidad, es un destructor de la palabra, un creador de filosofía de yeso laminado. Pero esta semana se afanó en meter excavadoras en el ala este de la Casa Blanca, con ese amor que suelen tener los magnates por el ladrillo. El edificio, que contenía un cine y dependencias para la primera dama (tal vez Melania no iba por allí), fue levantado en 1902, reformado en los años 40, y es demolido ahora, según Trump, siguiendo planos que ya venían de lejos, pero que él, sólo él, con su espíritu ladrillesco, se ha atrevido a llevar a cabo en, prácticamente, lo que es un fin de semana.
Trump tiene tiempo para lo internacional y para lo doméstico. Lo mismo te bombardea lanchas en el Caribe, sin proceso legal por medio, pero con vídeo, que te derriba un edificio histórico de su residencia oficial. Su estrategia (dicen que esto es lo típico del populismo champán) consiste en llenarlo todo de palabras, en entretenernos con el alpiste caducado de su verborrea, y al tiempo ir haciendo, “ti vai facendo”, o sea, levantando muros, dando piqueta, haciendo reformas en casa. Ha visto construir muchas torres, coronadas con su apellido extranjero, y si pudiera, estoy seguro, otra torre haría en la Casa Blanca, también coronada por su nombre. Quizás este salón de baile se convierta en la ópera magna de su presidencia. No lo niego.
Trump, por supuesto, como antiguo promotor inmobiliario, no se ha andado con esperas ni consultas, y, quizás con el ánimo de dejar una impronta de ladrillo, a falta de otras, ha llamado a los de las reformas para empezar un salón de baile que, a buen seguro, es lo que pide a gritos el momento histórico de América. Dijo en una de sus surrealistas ruedas de prensa que la obra será “cara y hermosa”, adjetivos que emplea para casi todo. Ay, Donald, ese diccionario Webster de sinónimos. Hermosa no sé, pero cara, seguro. Ya se ha pasado del presupuesto, pero es verdad que eso suele ocurrir a menudo con las grandes obras. Y Trump ha dicho que ni un dólar del estado, que eso, si hace falta, lo paga todo él con sus amigos donantes, pavo sobre pavo. Será por dinero. En fin, que ya veremos. Habrá salón, porque lo suntuario vende más que lo social. Recuerden que estamos ante un presidente mayormente recortador, y no precisamente de los setos. Eso sí: si no quieres dejar una sociedad más igualitaria, si te repelen las ayudas federales, al menos deja una sala de baile para bailar pegados.
La rápida construcción de esta sala de baile, en realidad un salón de estado (signifique eso lo que signifique), parece en la línea del gusto por aparentar, ese gusto revenido por la solemnidad y la fiebre versallesca de Trump (se le atribuye gran pasión por la grandeur francesa y sus desfiles, y tal vez admire a Macron en la intimidad). También vimos que Windsor le pone mucho.
Cuanto más abarrotan los manifestantes las calles de las grandes ciudades de Estados Unidos con la pancarta de ‘No Kings’, más monárquico y regio se nos pone Trump. Ser un tipo con corona y con salón de baile a la vieja usanza europea (al fin admira algo de Europa) es ya su gran sueño dorado. Puede que su gran proyecto de legislatura. Y ojo que Trump en materia de dorados es realmente un peligro, y puede que al tiempo una mina para los oftalmólogos ante los desprendimientos de retina. Que alguien detenga a este hombre ante el abuso del estuco dorado, por favor. Y no me refiero al escudo antimisiles, que, por lo que sea, también se llamará ‘Golden Dome’…
- La futura apertura de un Starbucks en el local del emblemático Alameda enciende las redes
- Muere el empresario Emilio Bouzas Cajuso, muy conocido en el Ensanche de Santiago
- Crónica social compostelana | El Secreto de San Lázaro: desayunos, vinos y cócteles con alma compostelana
- Premios Gallegos del Año 2025
- Narcopiso de Fontiñas: cómo el trapicheo esquiva la seguridad privada de los vecinos
- El Obradoiro arrasa con una victoria de equipo grande
- Llega a Santiago el equipo multidisciplinar que instalará el ciclotrón en el Centro de Protonterapia de Galicia
- Un fin de semana cargado de eventos dispara la ocupación hotelera en Santiago
