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Cuando la solución teórica genera un problema real

    EN MUCHAS OCASIONES los responsables políticos interpretan la realidad social, analizan los distantes dilemas que se le plantean y buscan soluciones globales para atajarlos sin tener en cuenta las singularidades que afectan a los colectivos o comunidades. Aluden al interés general para aplicar/imponer normas concebidas desde unas instituciones en las que los técnicos, siempre con la visión centrada en el problema más grave que busca solución genérica, son incapaces de asumir la existencia de variables que les obliguen a modificar sus criterios. Es una cuestión que se agrava cuando los legisladores se encuentran alejados de la realidad social y que disminuyen si los gobernantes están más cerca del ciudadano. De ahí las ventajas del nuestro sistema autonómico: en Santiago aprecian las singularidades propias mejor que desde Madrid y no digamos ya si nos referimos a Bruselas, donde cada día se toman más decisiones que nos afectan. Una de ellas se refiere a la determinación de la Unión Europea de imponer equipos electrónicos a todas las embarcaciones pesqueras para conocer en cada momento su ubicación y que declaren telemáticamente sus capturas en tiempo real. Con ello se trata de evitar algunos de los males que aquejan al sector, sobre todo si respetan las zonas y los topes asignados a cada estado miembro. Una medida global que merece ser tenida en cuenta. Pero hay excepciones y una de ellas afecta a los mariscadores y pescadores de bajura que faenan pegados a la costa en barcos de menos de doce metros. ¿Son conscientes los expertos europeos de la imposibilidad de que estas embarcaciones lleven a bordo esos complejos equipos electrónicos? ¿Conocen la forma de pesca o marisqueo que llevan a cabo? Es evidente que no, pero la burocracia comunitaria no atiende a las singularidades de la realidad social ¿No hay nadie en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación capaz de explicarles la inviabilidad de la propuesta ? Esa alternativa de tabletas todoterreno (dispositivo electrónico portátil) que desde Madrid están dispuestos a subvencionar no es más que un engorro como denuncian desde las cofradías gallegas que rechazan de plano ese gran hermano que pretende controlar su localización y las capturas con argumentos bien sólidos: faenan siempre juntos y pegados a la costa y lo obtenido por su trabajo se registra cada día en las lonjas. “Na UE, unha vez máis, nin nos escoitan nin entende a realidade da pesca artesanal galega e non teñen en conta as consecuencias”, denuncian recordando las palabras del rianxeiro Castelao y su “E logo, mexan por nos e temos que decir que chove”. Una vez más... y van demasiadas.

    15 may 2021 / 01:00
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