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Ferrol existe

La llamada España vaciada vuelve a pisar con fuerza en el debate político a rebufo de la convocatoria de elecciones en Castilla y León. Una cita que tendrá lugar el 13 de febrero en la que proliferarán las papeletas de plataformas vinculadas a estos territorios y que, siguiendo el camino iniciado en Teruel, aspiran a condicionar la formación del Ejecutivo. Que gobierne el PP o el PSOE dependerá tal vez de que se instale un cajero en una pedanía de Valladolid o de que se mejore el acceso a internet en un pueblo de Burgos. Y el que no consiga escaño, mala suerte. Lo que muchas aldeas no lograron a base de manifestaciones, podrían conseguirlo ahora desde dentro de las instituciones a través de estas formaciones localistas, lo cual supone un estímulo para su creación y un fracaso para el Estado. Su irrupción en las Cámaras autonómicas augura un sinfín de mercadeos de votos similar al que llevan décadas practicando PNV o la extinta CiU en el Congreso. Afortunadamente, esta moda no llegó al Parlamento do Hórreo, donde los tres grandes partidos gallegos canalizan las inquietudes del conjunto de la población. Pero bien podría hacerlo pronto si la Xunta dejase a su suerte lugares como Ferrolterra, una comarca muy castigada por la despoblación y la sangría de cierres de empresas, que acarrean como consecuencia más paro, pobreza y descontento social. Consciente de que la veintena de ayuntamientos que se agrupan allí necesitan ayuda, el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo toma la iniciativa y pone en marcha un importante paquete de medidas que van desde el impulso a la economía, a la rehabilitación de viviendas o la apuesta por infraestructuras clave como el hospital. También por abrir una delegación en la ciudad naval con el objetivo de coordinar de gestión de servicios públicos para 190.000 vecinos. Al frente estará la jurista Martina Aneiros, que abandonará su puesto en el Ayuntamiento para entregarse en cuerpo y alma a tal cometido con una encomienda básica: la vigilancia el cumplimiento del pacto de Estado en virtud del que San Caetano invirtió más de 80 millones en 2021 y del que La Moncloa, pese a ser invitada, no quiere saber nada. A lo mejor, porque sacar adelante los presupuestos o la reforma laboral depende de ERC o Más País y no de Narón, Fene o Mugardos. Seguramente a Pedro Sánchez le de igual, pero Ferrol existe.

28 ene 2022 / 01:00
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