Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

La estabilidad laboral

    se cumple un año del día en que el diputado del Partido Popular Alberto Casero, queriendo emitir su voto de rechazo a la nueva ley laboral que presentaba la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lo que en realidad hizo fue aprobarla. La aritmética parlamentaria hizo que ese día su decisión fuese transcendental, pero él se equivocó de clic al votar desde casa. Fue uno de los episodios más rocambolescos de la actual legislatura, si no el que más, y fue el que hizo posible que el Gobierno de izquierdas sacara adelante una de las medidas estrella de su programa. Y, a la hora de hacer hoy la valoración de sus resultados tras sus primeros doce meses en vigor, hay que reconocer que en su objetivo más ambicioso de disminuir la temporalidad laboral se mostró muy eficaz. Con respecto al pasado año por estas mismas fechas, nuestro mercado de trabajo presenta el cambio de una cifra que le otorga una fortaleza incontestable: hoy hay 2.288.000 de empleos fijos más que en enero de 2022. En Galicia, el número de los nuevos trabajadores fijos alcanza los 100.000. Ambos datos, se miren por dónde se miren, significan el hundimiento de la tasa de eventualidad a mínimos históricos, es decir, todo un éxito. En este sentido, la reforma de quien también es vicepresidenta segunda del Ejecutivo de Pedro Sánchez pasa con muy buena nota su puesta de largo en el entramado real de las relaciones laborales y cumple perfectamente su función de impulsar la estabilidad, concepto clave en economía también desde el punto de vista de los asalariados.

    Como peculiaridad, cabe resaltar que el sector privado le gana por goleada al público en esta estadística de convertir empleos eventuales en fijos. De hecho, en las administraciones públicas gallegas nunca hubo un porcentaje tan alto de personal no permanente como el que se registró en el segundo trimestre del pasado año, nada menos que el 31,7 por ciento del total, 1,5 puntos por encima de la media nacional. Este alto índice de temporalidad en el Estado, las autonomías y los ayuntamientos es consecuencia de que en los años de más impacto de la crisis por la pandemia del coronavirus se vieron obligados a reforzar sus plantillas para paliar las necesidades sanitarias y ayudar al impulso económico. Unos cuadros de personal, los de las administraciones públicas, que en 2020 todavía se encontraban diezmados por la anterior recesión financiera originada en 2008.

    El mercado de trabajo progresa adecuadamente hacia la estabilidad. Yolanda Díaz se anota el tanto (con la ayuda sin intención de Casero). Pero, ¡ojo! aún queda un gran margen de mejora.

    04 feb 2023 / 06:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito