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Mejorar la calidad de vida de las personas

    UNO DE LOS GRANDES RETOS pospandemia es el de completar el círculo de la humanización de las ciudades que se inició en los últimos años. El objetivo es conseguir espacios más habitables, sostenibles, limpios y amables para los ciudadanos y ayer se dio un paso decisivo con la puesta en vigor de un real decreto que prohíbe circular a más de 20 kilómetros por hora en tramos donde acera y calzada se confundan, superar los 30 en vías con un solo carril y por encima de 50 en aquellas que cuentan con dos carriles en ambos sentidos.

    Con ello se busca en primer lugar reducir la mortalidad y los datos de la Dirección General de Tráfico son concluyentes: a 30 km/h tan solo el 5% de los peatones atropellados morirá a consecuencia del accidente, a 50 el número de fallecidos se aproxima al 50 % y a partir de 80 prácticamente todas las personas arrolladas por un vehículo perderían su vida a consecuencia de las lesiones sufridas. En el caso de los ciclistas los porcentajes son ligeramente superiores. Las cifras de la DGT indican que hasta 2019 (el 2020 no es significativo por los confinamientos) se estaba produciendo un incremento anual de atropellos en las ciudades por encima del 6 %. Ese descenso de la mortalidad trae consigo, además, una caída importante en el número y la gravedad de los heridos entre la personas que la DGT considera “usuarios vulnerables” en nuestra vías.

    La medida de restringir la velocidad traerá consigo una disminución importante en el número de vehículos que diariamente circulan por las ciudades con lo que se habrá dado un salto importante en defensa del medioambiente: sacar coches de las calles reduce la contaminación, ayuda a limpiar el aire que respiramos y mejora la calidad de vida.

    El tercero de los propósitos, que acostumbra a pasar más desapercibido, es la disminución de los ruidos que soportamos por las calles y en nuestras casas; los expertos señalan que con la velocidad por debajo de 30 km/h el impacto de la estridencia se reduce en un 50 % y conviene no olvidar que el ruido provoca sorderas, cada vez más acusadas a partir de los 50 años, pero también es una de las causas de fallecimientos.

    No es solo la limitación de velocidad lo que se nos viene encima a los vecinos de Santiago. A partir del jueves la ley contra el cambio climático obligará a todas las localidades con más de 50.000 habitantes a tener zonas de acceso restringido al tráfico, espacios en los que el peatón disponga de libertad total de movimientos, lo que sin duda ayudará a convertir a las ciudades en espacios menos agresivos y más humanos. Qué buena falta nos está haciendo.

    12 may 2021 / 01:00
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