Oídos para lo que pasa en las cárceles

debate Son colectivos de riesgo y es necesario prestarles la máxima atención. Un grupo de funcionarios de las cinco cárceles gallegas recorrieron ayer los diez kilómetros que separan el aeropuerto de Lavacolla y la capital gallega en la Plaza del Obradoiro a las puertas de la Catedral de Santiago para mostrar sus descontento con el clima en el que viven. Entre los reproches al Ministerio de Interior, que es el competente, quienes tienen entre sus atribuciones las de controlar a los reclusos pusieron el énfasis en la falta de medios que está provocando en los últimos tiempos incidentes que ponen en riesgo su actividad. Reclamaron subidas salariales, un aumento de las plantillas y más medios para actuar en circunstancias conflictivas. Pusieron el foco en las pasadas semanas, en las que se produjeron “dos nuevas situaciones de riesgo en los centros penitenciarios, que han vuelto el clima insostenible”, en concreto dos incidentes ocurridos en los penales de Teixeiro y de A Lama (Pontevedra) que dejaron a una decena de funcionarios de prisiones heridos. Con ese panorama de fondo y con el problema añadido de tener que hacer frente a la pandemia del coronavirus en unos recintos absolutamente cerrados, la situación para estos trabajadores no es la idónea y requiere que las autoridades de Interior escuchen sus reivindicaciones. Es lo deseable. Y también lo razonable.