Perdimos una buena abogada, ganamos una magnífica escritora

MULTIPREMIADA. Estos días que estamos viendo desfilar a una legión de abogados por el juicio del accidente del Alvia nos preguntamos cómo sería Ledicia Costas como letrada, teniendo en cuenta que esa se define como abogada a tiempo parcial y escritora a tiempo completo. Sería algo curioso jugar a descifrar, a partir de la lectura de sus libros, sus cualidades con la toga puesta. Que alguna tendría cuando se lanzó y acabó la licenciatura con éxito.

Pero seguro que nunca acertaríamos a definir sus peripecias como letrada con la reflexión “hay una interpelación al lector como agente activo convidándolo a entrar en ese mundo de frescor infantil que mezcla el asombro y lo sombrío” con la que el jurado del Premio de Poesía de Afundación define su Ultraluz, obra ganadora en esta convocatoria. Poco más nos queda por decir. Quizás se haya perdido una buena abogada pero ganamos una excepcional escritora.