Políticos ineptos que desconocen la historia
agnes, una joven ucraniana residente en Santiago, contaba ayer en EL CORREO que su país está más que acostumbrado a soportar las amenazas de los dirigentes rusos. Y que sus habitantes, en su inmensa mayoría, no ven en Rusia a un aliado, sino todo lo contrario. Están del lado de la vieja Europa y de Occidente, que defienden la soberanía de su país y de su derecho a decidir lo que le venga en gana (incluso si quiere formar parte, o no, de la OTAN). Muchos políticos que no han abierto jamás un libro de Historia, y si lo han hecho es para tergiversarla según sus intereses, andan estos días mareando la perdiz sobre la lógica -afirman- preocupación que invade a los jerarcas rusos debido a la prooccidentalización de sus vecinos y, a la vez, no paran de mandar recaditos a la Alianza Atlántica para que frene su expansión. Parecen desconocer que no ha sido la OTAN la que ha pedido a Ucrania que se anexione, sino que es dicho país el que quiere formar parte del bloque militar y que el veto es imposible. Pero sobre todo parecen desconocer que las heridas de los ucranianos tardarán siglos en curar, porque su pueblo fue sometido a una de las mayores torturas de la historia de la Humanidad. Ocurrió hace apenas 90 años, cuando el cabronazo de Stalin, tan poco criticado por la izquierda populista, mentirosa y cobarde, llevó a cabo un siniestro plan para matar de hambre a los ucranianos por la oposición que mostraron a colectivizar sus tierras. Diez millones de ciudadanos, muchos de ellos niños, murieron de inanición durante la gran hambruna y esa salvajada sigue clavada en el corazón del pueblo. Aquella tragedia se llamó holodomor. Y viene en los libros de historia. Beatriz Castro. Periodista