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Punta Langosteira: ni tren ni tranvía

    lo peor de las guerras localistas no es que dividan a la sociedad y perturben la convivencia, con ser gravísimo, sino que además son estériles y solamente contribuyen a alimentar la frustración. Pasa en A Coruña con la confrontación (interesada) entre su puerto exterior y la Cidade da Cultura. Para las llamadas fuerzas vivas herculinas, los mil millones invertidos –¿enterrados?– en punta Langosteira son absolutamente imprescindibles para el progreso de Galicia, mientras que los quinientos del Gaiás –millón arriba, millón abajo– son un gasto faraónico. Al final, el baño de realidad pone las cosas en su sitio: sin llegar aún a lo que debiera, la Cidade da Cultura es un motor cultural y pronto lo será para la investigación científica; la dársena coruñesa, por el contrario, es un pozo sin fondo que ha llevado a la ruina a la Autoridad Portuaria, con una pesada deuda de trescientos millones en su mochila. La cita clave, este martes pasado, para desbloquear la construcción del enlace ferroviario, imprescindible para la viabilidad de la ambiciosa infraestructura, terminó en fiasco mal disimulado, con un pacto de mínimos sin fecha para la obra del tren y sin solución al agujero negro de las finanzas. A través de Puertos del Estado, el Gobierno de Pedro Sánchez se lava las manos y dice que “no es posible” (sic) condonar la deuda porque la situación de A Coruña no es comparable con la de Valencia. En cuanto al famoso ferrocarril, las administraciones implicadas –que no coincidían todas juntas en una reunión desde que en 2004 se dio luz verde al macroproyecto– fueron incapaces tanto de fijar una fecha para la licitación de las obras, cuanto de concretar su financiación. En pocas palabras, lo que la alcaldesa Inés Rey saludó como “cita histórica” (sic) terminó en agua de borrajas. Casi una década después de su puesta en funcionamiento al ralentí, la gran dársena llamada a ser uno de los motores económicos de la fachada atlántica sigue infrautilizada y a años luz de las previsiones de tráfico de buques. No hagamos más sangre con el informe del Tribunal de Cuentas que dejó al descubierto los sobrecostes, la financiación fiada a las cuentas de la lechera y los palmarios errores del proyecto. Nada de eso preocupó al localismo chovinista, empecinado en ver la paja en el ojo del Gaiás, pero no la viga en el del puerto exterior. “Es difícil entender cómo se ha llegado hasta aquí”, apunta el estupefacto presidente de Puertos del Estado. Y ni siquiera nos queda el consuelo de la Santa Marta del vallenato, porque punta Langosteira no tiene tren ni tampoco tranvía. Un desastre absoluto.

    25 feb 2021 / 01:00
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