¿Quo vadis patronal gallega?

esperpento ¿Si una organización no es capaz ni de gobernarse a sí misma, cómo puede pretender en algún momento que los demás le sigan? Esta es la pregunta que muchos gallegos, principalmente relacionados con el mundo empresarial, se estarán haciendo estos días sobre la imagen “lamentable” que está ofreciendo la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). Tras cinco años de caos, división interna y enfrentamientos personales, hace apenas una semana parecía que, al fin, se abría paso algo de sensatez y todos los frentes llegaban a un acuerdo en aras del bien común con la elección de José Manuel Díaz Barreiros como presidente. Nada más lejos de la realidad, ya que apenas 48 horas después, un nuevo récord para la historia de la entidad, el ourensano presentaba su dimisión en base a unos escritos que solicitaban el escrutinio de los votos telemáticos y abría otra vez la caja de los truenos. Y parece que con más fuerza que nunca. Así, la patronal pontevedresa y tres sectoriales críticas se despachaban ayer a gusto, por separado, poniendo en tela de juicio lo que consideran un proceso electoral viciado y chapucero y exigiendo la marcha de personas que, según dicen, llevan años manipulando y tienen actitudes dictatoriales, con el líder de la CEC, Antonio Fontenla, como claro blanco de estas alusiones veladas. Con este panorama aterrador... Quo vadis patronal gallega?