Un motivo de peso para la visita del papa

DESPUÉS DE LA GRAN NOTICIA que supuso para Santiago y el Camino la prórroga del Año Santo compostelano hasta el 31 de diciembre de 2022, a consecuencia de la pandemia, una visita del papa serviría, sin duda, para poner el broche de oro a un jubileo marcado, desgraciadamente, por una crisis sanitaria, económica y social que asola el mundo. Dada la situación actual y que no se acaba de ver la luz al final del túnel, todas las esperanzas están puestas ya en el próximo año, cuando se espera que puedan llegar a la tumba del Apóstol todos los peregrinos que así lo desean. Desde los rincones más recónditos del mundo, como lo hacían hasta que el COVID llegó para arrasar con todo. Quizás Francisco quiera sumarse también a ese viaje espiritual y cultural hacia la ciudad del Apóstol. Tenemos por delante un bienio jacobeo que amplía las posibilidades de una visita del santo padre, que ya tiene encima de la mesa de su despacho las tres invitaciones que la diplomacia vaticana considera imprescindibles para empezar a pensar en la posibilidad de un viaje apostólico. La primera en llegar a San Pedro fue la del arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio; a la que luego se sumaron la del presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Juan José Omella; y también la del jefe del Gobierno español. Cabe recordar que Pedro Sánchez convidó al pontífice a venir a nuestro país en la recepción que el obispo de Roma le brindó en la Santa Sede el pasado mes de octubre. Una invitación que, no obstante, debe formalizarse a través de la Casa del Rey. Aunque al papa Bergoglio le gusta acudir sobre todo a las periferias del mundo, donde considera que es más necesaria su presencia, el Año Santo compostelano es un motivo con suficiente peso para una visita a España. Al menos lo fue para sus antecesores, san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Beatriz Castro/ Periodista