Una ciudad segura

Es fundamental que la capital gallega cuente en el contexto actual con un plan de seguridad capaz de hacer frente a cualquier desafío. Quien se dé un paseo estos días por cualquier rúa del casco histórico puede comprobar que ya se empiezan a registrar afluencias prepandemia, que Compostela vuelve a ser destino vacacional y meta de peregrinación de miles de personas, una realidad que exige de unos recursos especiales. Vieja es la demanda que tanto desde el propio pazo de Raxoi como desde los sindicatos policiales se abandera para que la comisaría de Santiago obtenga la categoría de unas dependencias de capital de provincia: ello permitiría contar permanentemente con las Unidades de Intervención Policial, los conocidos antidisturbios, que cada año se tienen que desplazar desde A Coruña o Vigo para cubrir la temporada de verano en la ciudad del Apóstol; así como con otros equipos especializados. Precisamente, se prevé que hoy comiencen a llegar los primeros efectivos con el objetivo de blindar una urbe que el próximo domingo acogerá la cumbre del Real Patronato, con presencia del rey y el presidente del Gobierno, entre otras autoridades. Sorprende, por otro lado, que ninguno de los nuevos policías nacionales que hoy jurarán el cargo en la Cidade da Cultura de Galicia tenga la oportunidad de continuar su servicio público en ciudades gallegas. Pese a haber completado su formación en nuestra autonomía, la mayoría tendrá como destino la Comunidad de Madrid o Cataluña; una muestra de las dificultades con las que se encuentran jóvenes policías gallegos para poder trabajar cerca de casa. Y es que la mayoría de las plazas que quedan vacantes en comisarías de Galicia, como la de Santiago, suelen cubrirse con concursos de méritos, es decir, están destinadas a agentes que ya se han pulido en otros destinos, donde tienen que pasar años antes de poder acercarse a su zona. Con esto, solo cabe poner en valor la importantísima función que llevan a cabo los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.