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Reseña Musical

“A Sombra de Cristal”, ópera de Fernando Buide, encargo de la “RFG”

    Una nueva aportación operística de Fernando Buide tras “Amnesia de Clío”, de hace un par de temporadas , de la que fueron protagonistas Raquel Lojendio, Sebastià Peris y Marina Pardo, junto al “Orfeón Terra a Nosa”, de Miro Moreira, con un producción escénica de Marta Pazos. “A Sombra de Cristal”, en coproducción con “Amigos de la Ópera de Santiago y el “CDG”, se repetirá mañana y con la sesión “Conversando con ...19´45 h.”, protagonizada por Fernando Buide y Quico Cadaval, y que como en los años apurados del verismo o las tentativas de corte similar en el barroco, compartirá escena con “La Serva Padrona”, de G.B.Pergolesi, aquella aparente minucia, que removió conciencias y actitudes, en lo que se dio en llamar “Querella de los bufones”. Aprovechando recursos, los cantantes serán los mismos para la obra de Buide y la de Pergolesi, con la “RFG”, bajo la dirección de Paul Daniel, la soprano María Hinojosa y el barítono César Sanmartín, a partir de un texto y la dirección escénica, de Quico Cadaval, tramado entre tardes de forzados enfrentamientos, entre ambos artífices del proyecto. Cadaval, es zorro viejo en estas lides, asentadas en las sesiones agotadoras del “CDG”, mientras se curtía a gusto con su compañía “O Moucho Clerc”. Sin prisas ni agobios, fueron cayendo en cascada “O Códice Clandestino”, “O roiseñol de Bretaña”, “Espantoso”- Premio María Casares-, o colaboraciones mano a mano: “Balada das mulleres doutro tempo”- Xepe Casanova-; “O rei un”- Cándido Pazó, para “Ollomol tranvía”- y el protagonismo directoral, de gran alcance, destacando “Días sen gloria”, de Vidal Bolaño; “Noite de Reis”, de W.Shakespeare;”Oeste Solitario”, de Martin McDonagh o “La Ópera de tres reàs”, de B.Brecht, con el “CDG”.

    “La Serva Padrona”, en calidad de “Intermezzo”, sirvió como revulsivo ayudando a resultar una aparente minucia, en una verdadera carga de profundidad, provocando aquella “Querella de los Bufones”, auspiciada gracias a la vivacidad de los tres personajes en escena: el viejo solterón “Uberto”, un bajo bufo de armas tomar; la pícara criada “Serpina”, quizás un mezzo ligera y “Vespone”, un criado mudo y mal encarado. Mediados del XVII, en Nápoles, y el Teatro di San Bartolomeo, para jolgorio del personal, gracias al ingenioso libreto de Antonio Federico. Para el autor, bastará con remitirnos a otra prueba de gran soltura como “Lo frate ´nnammorato”. Esta sencilla operita sin pretensiones de 1733, esperará a 1752, para provocar semejante incendio en la Francia de entonces. ¿Casualidad?. Argumento complejo para dilatarse sin medida. Pocos actores y una toma de partido frente a la ópera de gran aparato, con saturación de inagotables “arias da capo”.

    Elemental hasta donde se entienda: dos actos sin más, el salón de la casa de “Uberto”, para culminar en el siguiente con una “Serpina”, dispuesta a tirar la casa por la ventana. Puro espíritu en la cuadratura de la “Commedia dell´Arte”, un eterno que jamás perderá recurso en transformación por épocas. Una “Despina”, en plan desplante, para que nada quede a gusto de “Uberto”, y de esa forma, los cantables valdrán de argumentos sobrados, desde el aria contumaz de Uberto”, “Sempre un contrasti”, a la que con gracia pizpireta responderá “Serpina”, en una de de las mayor prestancia, “Stizzoso, mio stizzoso”- (Irascible, irascible mío)-, con la que no perderá comba, utilizando al mediocre “Vespone”, como servil secuaz, y al que disfraza convenientemente como “Capitán Tempestad” . Sigue “Uberto” con sus cuitas y dudas “A Serpina, penserte”. Mientras divaga en el recitativo “Per altro o penserei” y el aria imbrogiato” (Estoy hecho un lío). La ocasión de “Serpina”, llevando arrastras al “Capitán Tempestad”, para salirse definitivamente con la suya. Tan simple como evidente, para terminar en esponsales con el duetto “Per te Io nel core”. A Francia llegará como “Querelle des Bouffons”, para culminar la disputa entre afrancesados e italianizantes, representados por Jean j.Rameau y F. Melchior Grimm, quienes apoyaban la naturalidad y la sencillez, a la que se adscribieron D´Alembert y Diderot. En frente, la corriente afrancesada: Rameau, Modonville o Destouches.

    “A Sombra de cristal”, guarda pues sus sorpresas por la novedad de un nuevo estreno del compositor compostelano, quien confiesa una afinidad entre las dos obras, en cuanto a los roles en escena, una soprano, un barítono y un actor mudo, además de referencias constantes a la obra de Pergolesi, aunque la orquestación es más amplia, incorporando viento madera, metal, percusión y celesta, dentro de la pretensión de preservar un sonido instrumental contenido y más próximo a la concepción camerística. “A Sombra de cristal”, un xogo de espellos. Un brinquedo cómico que voa nas escumantes e inspiradas melodías de Fernando Buíde- comenta Quico Cadaval-, quien continúa con medidas precisiones: “”¿O seu xénero? Unha ópera bufa que xoga ás agachadas con “La Serva Padrona”, de Perglesi, Frívola e lixeira, “A Sombra de cristal”, é coma o salto dun golfiño que, gracioso, brilla brevemente a o sol, para mergullar outra vez nas cristalinas augas.”

    “¿Qué pasa na “Sombra de cristal?. “Trocado” é un Conselleiro da Xunta de Galicia. Ten a o seu cargo un Departamento de evanescentes competencias: a Consellería da Harmonía e Innovación. Culto, sensible e tímido (como vemos, trátase dun personaxe de fantasía). Teme os espazos abertos e os eventos multitudinarios. É barítono. Por fortuna para il, conta coa portección de “Cristal”, a protagonista. É a xefa de prensa, creativa, moderna, visionaria. É unha merla branca, unha incomprendida na rotineira actividade autonómica. É soprano. Tamén esta “Marcial”, o policía que coida a seguranza do Conselleiro, Un ex –militar de pasado heroico que se sente rebaixado a gardacostas. Non canta, “Cristal “ ve como, unha e outra vez, os seus proxectos chocan ca desidia de “Trocado”, que se entrega á melomanía e o hedonismo. “Cristal” tece, coa axuda de “Marcial”, un plano para rematar coa situación. Un plano brillante. Non conta con que “Trocado”, grande coñecedor da música barroca (igual que o culto público do Auditorio de Galicia), detecta sorprendentes semellanzas entre as astucias de “Cristal” e o argumento de “La Serva Padrona”. O final chega luxoso, con champaña e música de Buide”. Palabra de Quico Cadaval.

    09 dic 2021 / 01:00
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