A un siglo de la revista ‘Nós’
EL director del Museo de Orense, Xulio Rodríguez González, me envía amablemente un libro colectivo conmemorativo de la investigación arqueológica vinculada a la Xeración Nós (Arqueoloxía do noroeste peninsular en tempos de Nós), primeros estudios modernos de nuestras raíces animados por el deseo de llegar a modo de introspección al fondo cultural nacional. Obra de una generación intelectual que había heredado un celtismo más literario que arqueológico como rasgo propio y quiso redefinir su fondo cultural con criterio científico.
La raíz es el fundamento soterrado de árboles y plantas a los que mantiene erguidos y fecunda hundiéndose en la tierra. Hablamos de raíces de un fenómeno al referirnos a lo que le da origen y sustento y se desarrolla de forma oculta como el grano que germina en la oscuridad.
La moderna cultura gallega tuvo las suyas en el Romanticismo, y aunque incorporaba también la tradición local escrita en castellano desde fines del medievo, precisaba, para ser definida como autóctona y no como manifestación particular de una más amplia y diversa cultura nacional española, la aparición de esa conciencia de sí misma que ya en el siglo XIX representaron Rosalía, Murguía y otros devanceiros.
Sobre tal base, fructificó hace un siglo (1920) un ambicioso esfuerzo por dar visibilidad y desarrollo a la tradición vernácula. Esta era parte de la tradición ibérica entendida en su diversidad, es decir, no sólo como expresión gallega de una cultura nacional hegemónica, sino como parte de un grupo de culturas peninsulares que coexisten de hecho con otras comunes más amplias e incluyentes como son las nacionales española y portuguesa.
Tal ambicioso esfuerzo es lo que representó la generación de estudiosos que llamamos Nós (1920-1940) en torno a esta revista interdisciplinar, nacida del amor y esfuerzo por servir a la propia tierra como tarea desinteresada de regeneración colectiva por el estudio de todo cuanto a ella concierne, sobre todo de su historia y tradición.
Dado que la arqueología era la raíz que fundaba el subsuelo histórico, esta ciencia representó la actividad central de un grupo de investigadores gallegos –al que pertenecieron Floro López Cuevillas o mi propio padre entre otros muchos–, y también portugueses como Martins Sarmento, Leite de Vasconcelos o Mario Cardoso. Estos sementadores de Nós pusieron hace cien años la semilla en la que iba a enraizar la modernidad en los seculares baldíos culturales gallegos.