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¡Abominen de los necios!

    PROBABLEMENTE sea cosa de la pandemia el que se me esté agotando la paciencia. O de que esta España nuestra acaba hinchándole las narices al más pintado. Todo puede ser. Pero ya
    que se está enconando tanto el debate acerca de las inaceptables concesiones que el PSOE le hace a los separatistas catalanes –que parece que fueron los que lo pidieron, porque separatistas hay más–, cediendo cachos de la soberanía española a cambio de unos cuantos votos con que sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, que por lo visto ya son cosa de menor interés para todos, como migajas de la política, me voy a permitir un ejercicio de información básica, y que luego cada uno piense lo que le dé la gana.

    Lo que dice la dichosa ley de educación que está en trámite parlamentario en estos momentos es lo siguiente: “Las administraciones educativas garantizarán el derecho de los alumnos y alumnas a recibir enseñanzas en castellano y en las demás lenguas cooficiales en sus respectivos territorios, en conformidad con la Constitución española, los Estatutos de Autonomía y la normativa aplicable”. Punto. Literalmente.

    Pues vale: ¿Qué es lo que puede oponer a eso cualquier defensor de la identidad patria que se precie? ¿Qué es lo que pueden echar de menos en ese texto cualquiera de esos que digo, para que quede claro el deber de todos, los gobiernos centrales y los autonómicos, de garantizar la fructífera convivencia plurilinüística que tanto enriquece la realidad cultural de España?

    Y ya que estamos en Galicia, por aquello de la concreción, también podría preguntar ¿qué molesta a la Xunta de Galicia del proyecto de ley en trámite para promover una política educativa –que es competencia exclusiva, aviso– que garantice que, al final de sus estudios, todos los escolares conozcan y dominen eficientemente las dos lenguas que se usan en el país, el gallego y el castellano.

    ¿Qué es lo que ha rendi-do el PSOE a los separatis-tas que merme los derechos lingüísticos de nadie, o incluso la afirmación de los derechos y deberes que se podrían significar como
    patrios o constitucionales
    de todos?

    Oigan, y nosotros, los demás, ¿por qué aceptamos que nos metan en debates sin los papeles por delante, dejándonos manipular, entrando en el juego de la demagogia y la malicia? Esta manera de hacer política, créanme, nos hace daño, enturbia nuestras relaciones y resta fuerza a la democracia que con tanto empeño y lógica hemos logrado reconstruir en España. Se lo pido por favor: ¡Abominen de los necios! Por Galicia y por España.

    19 nov 2020 / 00:00
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