Aburrido de ganar siempre
EL MUNDIAL de Fórmula 1 iba -en pasado- transcurriendo según lo previsto hasta el último Gran Premio de Imola donde, como también estaba previsto, la dupla Mercedes-Hamilton se impuso con lo que otorgó al título de constructores a la marca alemana. Pero, sin embargo, ocurrió lo que nadie esperaba que ocurriese y es que el piloto británico soltó la bomba de la temporada y que puede provocar un auténtico tsunami en la F-1 y, más concretamente, provocar un frenético baile de pilotos.
Lewis dijo, como quien toma tranquilamente un café: “Tengo muchas cosas en mi mente. Me gustaría estar aquí el año que viene, pero no hay garantías de eso con seguridad. Hay muchas cosas que me emocionan de la vida exterior, así que el tiempo dirá”. A partir de ahí, la prensa especializada comenzó a especular con la posibilidad de su retirada y lo que ello acarrearía la próxima temporada.
Recordemos que no dejaría de ser curioso que Lewis diese la espantada precisamente el año en el que Fernando Alonso ha decidido volver a competir a los mandos de la marca con la que consiguió sus dos mundiales, Renault. Pero lo que aún resulta más curioso es que si el asturiano en su momento tomó la puerta de salida por el cansancio de no alcanzar sus objetivos al pilotar coches claramente inferiores, el británico lo haría, da la impresión, cansado de ganar y al no encontrar ya motivaciones para seguir compitiendo en una especialidad que se ha vuelto aburrida y en la que la máquina lo es casi todo.
El CEO de Mercedes y uno de los capos del circuito, Toto Wolff, conocidas las declaraciones de su pupilo, no se ha cortado un pelo a la hora de reconocer que podría suceder cualquier cosa en cuanto al futuro de Hamilton, pero espera que todo se solucione -se refiere a su renovación- una vez se decida el Mundial de Pilotos, algo que caerá más pronto que tarde como fruta madura.
“Es importante -dijo- saber dónde está nuestro corazón y nuestra mentalidad para el próximo año. Si él decidiera salir de la Fórmula 1, lo cual no creo que suceda y espero que no suceda, creo que vamos a tener un mercado de pilotos frenético”. Y aquí es donde entra en acción el nombre de Max Verstappen, piloto al que contemplan desde hace tiempo como el relevo natural del campeón del mundo y al que tuvieron fichado hace un lustro pero que Helmut Marco se lo arrebató, en el último momento, para Red Bull, en una jugada maestra.
Cierto es que a estas alturas de esta atípica temporada por el dichoso covid-19, ni Toto ni Lewis han firmado su renovación, con el agravante de que el director del equipo planea desde hace tiempo pasar a desempeñar otras funciones menos importantes, lo que puede hacer peligrar la asociación de ambos que tantos éxitos les ha dado a Mercedes y que podría ser una de las causas que lleven al campeonísimo británico a tomar la determinación de abandonar.
Con seis títulos mundiales en sus alforjas, además de 93 victorias en Grandes Premios y 162 podios, puede que el excelente piloto, que se dio a conocer muy joven en la escudería McLaren, en la que coincidió con Alonso, a sus 35 años ya no tenga la motivación para continuar peleando una temporada más por seguir engordando su palmarés en un deporte que se ha vuelto muy previsible y en el que el piloto cada vez cuenta menos aunque de cara al futuro variará al haber previsto la organización introducir cambios en la mecánica para, precisamente, hacer más competitivas las carreras.
Así debe entenderlo Toto Wolff, quien tiene hilo directo con su pupilo, al manifestar que “creo que nada es seguro en esta vida”. “Al igual que Niki Lauda, en la década de los 70, podría despertarse un viernes o sábado por la mañana en la pista y decir ‘Ya no me estoy divirtiendo’ y creo que eso le puede pasar a cualquiera”, señaló el director-ejecutivo austríaco.
De lo que no cabe la menor duda es que si Hamilton decide abandonar, el mundo de la F-1 lo echará de menos porque a él se le atribuye el mérito de aumentar exponencialmente la afición y el seguimiento del Mundial al atraer una audiencia más amplia fuera del deporte, debido a su estilo de vida, muchas veces criticado, de alto perfil, incluido su activismo social y su lucha contra el racismo en el deporte, lo que le ha granjeado no pocos problemas fuera de los circuitos, especialmente con algunos medios de comunicación británicos que no le perdonan sus éxitos y su militancia activa contra cualquier tipo de racismo.
En todo caso, sus palabras tras el último gran premio han dado lugar a múltiples interpretaciones, pero de lo que no cabe la menor duda es que en breve se sabrá si uno de los mejores pilotos de todos los tiempos continúa en activo o se va con su impresionante historial a otra parte. De confirmarse, los amantes a la Fórmula 1 y el propio Fernando Alonso lo echarán de menos.
SERIEDAD En el mundo del fútbol y más concretamente en aquellos clubes que pertenecen a la elite se ha establecido una máxima asumida por todos de que “el jugador va al equipo que quiere”, por eso es para felicitarse que por una vez un club se mantenga en sus trece y no ceda ante las pretensiones de una de sus figuras. El Bayern Munich, con su director general Karl-Heinz Rummenigge a la cabeza, ha dado una lección en la figura de Alava al que presentaron una oferta de renovación con fecha de caducidad el último día de octubre. Como quiere que ni jugador ni representante respondieron a la misma, el club alemán ha decidido retirar esa oferta por lo que el defensa ya puede irse buscando equipo para la próxima temporada.
UN CALVARIO Acaba de llegar a las librerías un libro que todo aficionado al fútbol debería leer y muy especialmente los jóvenes que quieren hacerse un nombre en este deporte. Se titula ‘Basta. My life. My truch’, en el que Marco van Basten, a sus 56 años, cuenta sus triunfos -ganó tres Balones de Oro- pero, sobre todo, narra el calvario que tuvo que soportar por sus maltrechos tobillos que le llevaron a dejar la práctica activa del fútbol a los 31 años, aunque ya desde los 28 pasó más tiempo lesionado que jugando. En uno de sus pasajes, relata como para llegar al baño tenía que ir arrastrándose por el suelo desde su cama y como tenía que sortear el marco de la puerta porque cualquier pequeño roce se le hacía insufrible.
EL MERCADO Comienza a moverse el mercado de fichajes con la vista puesta en enero, aunque nada será como antaño pues las arcas de los clubes están en números rojos y solo los equipos de la Premier parecen tener las libras suficientes como para atreverse con operaciones de cierta envergadura. Así, desde Inglaterra se habla de la posibilidad de que en las próximas navidades el madridista Isco Alarcón, que ha perdido la confianza de su técnico, acabe fichando por el Everton donde sería recibido con los brazos abiertos por un viejo conocido, Carlo Ancelotti que habla maravillas del malacitano. Florentino, necesitado de liquidez, le dejaría ir previo pago de una buena cantidad de euros lo que le permitiría negociar la renovación del capitán Sergio Ramos que acaba contrato el en junio y al que ahora mismo nadie ve fuera del equipo merengue y mucho menos Zidane que ya ha declarado públicamente que espera que el sevillano renueve porque a día de hoy es el santo y seña del madridismo.
Y siguiendo con el Madrid, todo parece indicar que en verano acometerá el fichaje del austríaco del Bayern, Alava, jugador que llegaría con la carta de libertad y cuyo principal obstáculo sería su elevada ficha, alrededor de ocho millones.
El que no parece que tenga muchas posibilidades de fichar este invierno es el Barcelona. Los responsables de la gestora se apresuraron a adelantar que los fichajes llegarían si hay algún traspaso pues no hay ni un duro en caja para hacer frente a grandes desembolsos, al punto que siguen negociando con los jugadores para intentar rebajar en 190 millones de euros el montante dedicado a fichas. Y aquí vuelve a saltar a la palestra el nombre de Messi, pues si cumple lo prometido, su idea será dejar la entidad azulgrana en verano y marcharse libre para fichar por el Manchester City, club con el que ya habría llegado a un acuerdo meses atrás, lo que permitiría al Barcelona ahorrarse nada menos que cien millones de euros de una sola tacada aunque, por contra, perdería al que sigue siendo el mejor jugador del mundo.