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Reseña Musical

Alumnos de Ilona Timchenko en el Paraninfo da Universidade

    Concierto en el Paraninfo da Universidade-20´30 h.-, dedicado a destacado alumnos de la pianista y profesora Ilona Timchenko, a la que con frecuencia seguimos en ciclos y actividades propuestos por la “USC”. Modalidad de conciertos que venimos disfrutando con regular frecuencia y que ayuda a ponernos al día del nivel adquirido por jóvenes que demuestran un nivel digno de tener en consideración. Aurelia Melcher, entrará con un par de piezas comenzando por el “Preludio y fuga en Si b M. BWV 853”, del primer libro de “El clave bien temperado”, el grupo de obras a las que autor daría forma entre 1722 y 1744 y que en el caso de este primer grupo, se completaría mientras el autor estaba en Köthen, al servicio del príncipe Leopold, un melómano y entusiasta aficionado, que repartía sus preferencias entre la voz y la interpretación instrumental en especial como violagambista. En cuanto a la pieza que se ofrece, se acepta que estamos ante una de las mejor logradas utilizando en el “preludio” un tejido armónico extremadamente rico entre florituras, retardos, notas de paso, inversiones, aumentaciones, apoyaturas etc.. y en la “fuga”, practicará las combinaciones al máximo del ejercicio del contrapunto.

    Sergei Rachmaninov, compositor al que se presta una atención especial, tendrá la “Barcarola”, el tercer tiempo de los “Sept morçeaux de salon Op- 10”, un estilo en el que desplegará un virtuosismo y dominio de estilo. “La barcarola (Moderato en Sol m.” una melodía sobre un fondo “ostinato” rítmico, pasa a un centelleo de tintes impresionistas, ligero y continuo, establecido por un juego de semicorcheas. La colección de las siete piezas, fue escrita hacia 1893, completándose al año siguiente y que dará a conocer el autor en Moscú.

    Antia Toimil Estévez, con un apunte del ballet “Romeo y Julieta“, procedente de la segunda “suite Op. 64” y Sergei Rachmaninov, a través de uno de los “Preludios”, cuya idea de alguna manera tiene elementos en común con los de Frederik Chopin, aunque claramente se diferencian por sus mayores dimensiones además de proponer un orden más libre. Veinticuatro piezas en total en su conjunto y una pieza aislada, la ”Op. 3 nº 2”.

    Dasha Rosiinkij Propenko, se decide por una de las piezas de los “Étude tableaux”, el octavo del “Op. 33, conjunto de obras que llegarán después de sus “Preludios” y que el compositor con gran entusiasmo irá conformando entre los años 1916/7, período convulso a nivel histórico tanto para su país como para su trayectoria musical. En esta serie, conseguirá ampliar planteamientos con respeto a las series precedentes. Un juego de imágenes y palabras ayudan a contextualizar esta serie de composiciones que actualmente se encuentran entre lo más apreciado entre los pianistas. El “Grave, en Do sost. m.”, observa un gran poderío dramático y sonoro, en virtud de los efectos de campanas propuestos en la entrada. En resumen pues, uno de los estudios más espectaculares.

    Yuri Durán Castro se decide por el pianismo de Manuel de Falla con la “Fantasía Baetica”, de 1919 y que conocerá su estreno en Nueva York, por el ilustre Arthur Rubinstein, que será su dedicatario, poco más de 12 minutos de arrebatada pasión en lo que supondrá la obra postrera para el instrumento. Siempre se mantuvo en cartel desde el año de su estreno y no tardará el interés por su orquestación que tentará a Ernesto Halffter, al que junto al resto del entorno familiar de músicos, dedica en estas fechas una atención destacada de conciertos y otras actividades la “Fundación Juan March”. La “Fantasía Baetica”, supone la despedida consciente a las formas regionales, preparando el espacio hacia el “Retablo” y el “Concierto”. Anne Livermore, estudiosa de su obra, admite un homenaje tardío a Isaac Albéniz.

    Noreia Hermida Pérez, se éntrela a la “Sonata en Do m. Op. 13 (Patética)”, de L. van Beethoven, obra del período vienés cuyo valor destaca por la elección y puesta en práctica de una auténtica unificación temática gracias a la célula cíclica que hace de vínculo entre los distintos movimientos de la narración: unificación más completa. Determinada y razonada que en las sonatas compuestas hasta la fecha. Solomon sostendría que era la soata beethoveniana que presentaba hasta el momento la máxima dinámica propulsiva, la primera que adoptaba en la introducción dramática en tempo lento, y la primera en cuyos movimientos están indudablemente relacionadas, mediante el empleo del material temático, reminiscencias comunes y conscientes. Con su manera ardiente y juvenil, cierra el camino a las “sonatas-fantasía” de los años sucesivos.

    Alina Madyson Saydova, también con Rachmaninov con dos de los “Preludios Op 32” : el quinto “Moderato en Sol m”, apreciado como uno de los más bellos por su lirismo. Sobre un acompañamiento en cinquillos de la mano izquierda se eleva un canto sencillo y traslúcido que da paso a una serie de adornos melódicos. El número doce, “Allegro en Sol sost m.” resulta una apacible mezcla de finura en la manera de su personal escritura pianística. Se resuelve preferentemente en sus registros entre el medio y el agudo. Chopin con el primer “Estudio Op. 25”, en “La b M.”, compuesto en Dresde a comienzos de septiembre de 1836 en un momento de un desplazamiento a la capital sajona con la familia Wodzinski, y tras una apacible estancia en Marienbad. Schumann tendría el detalle de elogiar la obra cargándola de entusiastas apelativos, calificándole como un pequeño poema sonoro.

    Michelle Pena González apuntándose al Rachmaninov de los “Momentos musicales Op. 16”, grupo de seis piezas de las que se escucharán la tercera “Adagio cantábile, en Si m.”, muy apreciada por los intérpretes y caracterizada por un sobrio lirismo, con una destacada armonización. Pieza monotemática, lleva a una segunda parte en un contrapunto de octavas “staccato” en el bajo que ayudan a recrear un clima inquietante. El “Presto, en Mi b m.”, despliega un notable virtuosismo dentro de un intenso dinamismo. Resulta como un estudio para la mano izquierda, en la cual se concentran las dificultades bajo una agitada figura de seisillos con progresiones cromáticas.

    Marina Fernández con Liszt en el complemento a los “Años de peregrinaje”, que resultará el tríptico “Venezia e Napoli”, un a modo de evocaciones populares cuya primera versión había propuesto en 1838, comprendiendo cuatro piezas, la primera según un canto gondolero veneciano. La “Tarantella” (Presto, Più vivace, Canzone napoletana, prestissimo), es la pieza más desarrollada, casi diez minutos y juega felizmente subre un equívoco mayor/menor de la tonalidad de Sol, El tema está tomado de una obra de Guillaume Louis Cottrau (1797- 1824). El Segundo Año de estos “Años de peregrinaje” , se había comenzado con “Sposalizio”, inspirado en un cuadro de Rafael y el Segundo “Il penseroso”, lo hizo sobre una estatua de Miguel Ángel.

    Martin, también con Liszt partiendo de los “Études d´execution transcendente d´après Paganini”, en concreto el “Andantino capriccioso”, titulado “octavas”, en la primera versión, El de “Andante” aparecería en la segunda, en Mi b M.”. El juego violinístico con pasajes en terceras, se reparte entre las dos manos, Se trata fundamentalmente de un estudio sobre octavas cromáticas, con una parte central especialmente animada, con saltos interválicos de una gran ligereza. La serie de esos estudios fue dedicada a Frau Schumann, la fiel compañera de Robert Schumann desde los años juveniles hasta los amargos de una vida cargada de amarguras.

    27 nov 2020 / 00:00
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