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Reseña Musical

Antonin Dvorak y Luigi Boccherini, en el “IX Ciclo Hilario Courtier”

    Concierto promovido por el Conservatorio Profesional de Música en el Paraninfo da Universidade-20´30 h.- , en estos momentos que obligan a ajustar programas a tenor de los condicionantes del momento y que para esta jornada, dispondrá de dos obras especialmente atractivas y significativas, el “Quinteto de cuerdas en Sol M. Op. 77” de Antonin Dvorak y el “Quinteto en Do M, Op. 30 nº 6 G. 324”, conocido popularmente como “La Música Notturna de Madrid” (La Música Nocturna de las calles de Madrid). El quinteto del bohemio y que se formó en Praga en su juventud, la ciudad que acogió a Mozart, Schubert y Beethoven, resumen en este trabajo una voluntad de distanciamiento de agobiantes cargas de otras influencias ambientales que sabrá llevar a buen puerto. Algo tendrá que ver el beneficio de Smetana para este voluntarioso testimonio, que vio la luz el 8 de marzo de 1875, en la Umelecka Deseda (La Unión de Artistas), con el protagonismo del “Cuarteto de Bohemia”, que dirigía Frantisek Ondriacek, y destinada a un cuarteto de cuerdas y contrabajo.

    “El Allegro con fuoco”, invita a pensar una reconocible afinidad con el “Quinteto La Trucha” de F.Schubert, con la introducción en Mi menor de catorce compases a la que se opone la entrada del violonchelo y el contrabajo, un tema que no supone más que un compás, al que sigue un valor largo. El “Scherzo”, un Allegro Vivace, en Mi menor, muestra una forma perfectamente simétrica y los dos temas usados en el primer episodio, remiten a temas populares. El “Poco andante”, tercer tiempo, en Do mayor, el autor anuncia y desarrolla una extensa cantinela que ofrece el primer violín, con el chelo encadenado en un magnífico acompañamiento en claro contrapunto, en el que manifiesta todos los recursos expresivos del propio acompañamiento, tanto en la intensidad como en la modificación del ataque de las cuerdas, entre “stacatti”, “pizzicati” y demás elementos. El “Final”, resulta un “Allegro assai”, que nos lleva a una atmósfera ardiente, al tiempo que distendida desde el “Allegro con fuoco” inicial. El rondó alegre y entusiasta, aporta detalles melódicos de tintes rústicos.

    Luigi Boccherini en sus quintetos, que abordará tras los entusiastas cuartetos de cuerda y ya cuando el músico se había instalado en España como artista al servicio de la corte. Los seis pequeños cuartetos, a los que dio vida hacia 1780, quedan como un bastión de su genio creador y para mayor muestra, este “Quinteto, en Do Mayor, Op 30 G. 324”, el emblemático “La Musica Notturna delle strade di Madrid”, que se resume en cinco exuberantes movimientos para goce y disfrute del buen aficionado a este género camerístico, de pinceladas rococó, llevadas a su máxima dimensión y que junto al “Op. 11 nº 6”, conocido como “L´Ucelliera”, supondrá la única aproximación a las formas descriptivas. Parte de un movimiento muy corto que se anuncia como “Ave María delle Parrochie” (Se oyen las campanas del Ave María) y que da paso al “Minuetto delle ciechi” (Minuetto de los ciegos), en el que se imitan los sonidos de la guitarra, un instrumento del que también fue notable maestro. Llegará un “Largo assai”, que recibe el título de “Rosario”, que no se atiene a un rigor de compás.

    “Los Manolos”, resulta en toda su dimensión, un estimable pasacalles de colorido localista, que tanto había supuesto en esta asimilación de modismos populares que descubrió en nuestro país y que motivaron otros trabajos de corte diverso. De nuevo y por voluntad, volverá a evocarse con fortuna, aquellos sones de la guitarra, tanto barroca como popular, en un equilibro evidente con los perfumes orientalizantes que desenvuelven el chelo y el violín. Pero lo más atractivo de la obra, es precisamente la “Rittirata”, elaborada sobre una serie de variaciones. No era Luigi Boccherini, a pesar de su estatus de virtuoso, un compositor entregado a puras acrobacias. Por mucho que desde el punto de vista interpretativo, sea imposible tocar sus obras si no se es un músico experimentado, como comentan músicos que se acercan con absoluta entrega a estas delicadezas y en particular en los cuartetos y en lo quintetos, pero en cualquier caso, el reto no deja de ser un reconocimiento a quienes prueban en estas curiosidades. En los quintetos, especialmente, conviene resaltar el papel concedido al violonchelo, que en principio exige una técnica por encima de lo habitual. En efecto, no hay fuegos de artificio en este elegante maestro y que en las primeras obras ya manifiesta una especial sensibilidad, en particular en el cuidado de la pura expresión musical, alejada del mentado virtuosismo vacuo. Siempre estuvo preocupado por la expresión, detalle del que nos haría partícipes Cambini, en las documentadas páginas de su método dedicado a “L´Expresion et des Accents”, en las que analiza a fondo el sentido de su frase de “l´elegant et tendre” Luigi Boccherini.

    25 ene 2022 / 01:00
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