Antonio Bonet Correa

SE fue con noventa y cuatro años una de las grandes referencias de la Historia del Arte de España. Antonio Bonet Correa, gallego de origen, ejerció como tal a lo largo de una vida intensa. Sus primeros pasos académicos fueron en la Universidade de Santiago, en donde se licenció y de la que fue Doctor Honoris Causa. Su obra La arquitectura en Galicia durante el siglo XVII, datada en 1966 –en el inicio de su trayectoria investigadora–, es un libro clave en la puesta en valor de nuestro particular Barroco. Después vendrían muchos más siendo, siempre, uno de esos contados autores capaces de abrir cauces nuevos para un área de conocimientos que tanto le debe; valga como ejemplo, en este sentido, su tan atractivo estudio sobre Los cafés históricos, publicado en el 2012.

Siempre hizo alarde, sin pretenderlo, de una sensibilidad exquisita; así lo demuestran trabajos suyos como el titulado La Plaza del Obradoiro, de 2003. Pero Antonio Bonet dejó muchos más que una novedosa obra, constante en la excelencia; su paso por muy diferentes universidades le hizo maestro de muchos y siempre fue, desde muy joven, referente entre el profesorado de Historia del Arte. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que director entre los años 2008 y 2015, también fue una institución a la que se sintió muy vinculado y desde la que ejerció, igualmente, magisterio y sapiencia.

Y, allá en el inicio, desde su Compostela de estudiante se fue a París. Después vendrían otros muchos destinos vitales hasta su muerte en su amada Madrid. Fue un hombre sumamente culto, muy cariñoso, enormemente creativo en su modo de mirar la obra artística, un ser noble por naturaleza, sobrado de sencillez y, al tiempo, de distinción. Descanse en paz.