Apóstol ‘22

ESTAMOS viviendo, un año más, las fiestas del Apóstol, en Santiago de Compostela; ahora que todo parece, poco a poco, volver a la normalidad, aun cuando el malestar de una guerra, que también es nuestra, no deja de estar, en cierto modo, presente. Es ésta, en todo caso, una quincena muy especial, en la plenitud del verano, con la alegría en las calles y plazas, al compás de las músicas, y otras actividades artísticas, que parecen estar omnipresentes.

El Ayuntamiento de Santiago, con la colaboración del Consorcio, se ha responsabilizado de una programación que, en su conjunto, resulta acertada ya que, sin dejar a un lado, aquellas acciones que han sido particularmente importantes, a lo largo de los años, como es el espectáculo pirotécnico de la noche del día 24, se ha sabido adaptar, últimamente, a un formato más adecuado a los tiempos actuales, haciendo que la Alameda, el Parque Eugenio Granell, la Ciudad de la Cultura, As Cancelas y el Parque de Carlomagno se conjuguen, en una misma acción, que parece abarcarlo todo.

Y esa distribución de lo que se programa, por diferentes y separadas localizaciones, a lo largo de estos días, sin dejar de utilizar los espacios más habituales –Obradoiro, Quintana, Platerías, Toural...–, resulta muy conveniente para una ciudad que precisa desconcentrar aquello que promueve.

Y si lo festivo tiene, siempre, algo de extraordinario, y hasta de único, cuando se trata de un lugar tan especial como es Santiago de Compostela no está nunca de más hacer mención a aquello de lo que se puede gozar en cualquier momento y, por supuesto, también en éste; se trata de nuestros extraordinarios monumentos, museos, oferta expositiva y escénica que, por su entidad, son merecedoras, en todo momento, del mayor reconocimiento.