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Atentados contra la democracia

    NO tuvo Pedro Sánchez el más reseñable de sus aciertos en la elección del día para hacer público autobombo de cómo gracias a su gestión “nuestro país vuelve a convertirse en una referencia internacional en derechos y libertades”. Y no lo es porque, por malditas coincidencias o imperdonables fallos de la fontanería de La Moncloa, el martes fue el mismo día que la Administración Biden escogió para publicar su informe anual sobre los derechos humanos en el mundo y que señala que el actual Gobierno español cometió en 2020 actos de “violencia y acoso” contra la libertad de expresión y de prensa, provenientes del propio Sánchez y de Pablo Iglesias.

    Pero no es esta denuncia la peor de las acusaciones que en déficit de democracia recoge el informe porque, como apunta respecto de la extendida corrupción en nuestro país, los tribunales siguen procesando todos los casos “independientemente de la presión política”. Eso, la Justicia, salva también a los periodistas acosados, caso de ser requerida.

    Peor es la referencia que el informe hace de la situación de censura y arbitrariedad que se vive en Televisión Española, señalando que la cadena pública financiada por el Gobierno ha recibido numerosas críticas porque la dirección del ente público “reasignó arbitrariamente a directores y periodistas”. Todo un éxito en la trayectoria personal de la ínclita Rosa María Mateo, otrora musa democrática de la Transición y ahora reconvenida precisamente en aquello de lo que más presumía –su talante– por la Administración Biden.

    No lo recoge el informe pero para conocimiento del lector, cada vez más desconectado del canal público, se reproducen algunos de los titulares aparecidos en la prensa en los últimos meses. Son de este tenor, “Furibunda campaña de TVE contra la Corona”, “TVE utiliza una pregunta en un concurso para mofarse del máster de Pablo Casado”, “Nuevo ataque a la Familia Real en el programa informativo de la mañana de TVE”.

    Con todo, es el programa de Jesús Cintora, periodista expulsado de la Sexta por su sectarismo izquierdoso, ¡que ya es decir!, quien acumula los más claros ejemplos de manipulación informativa. A su programa se refieren los siguientes titulares: “TVE manipula unas imágenes para acusar a la Policía de arrollar a un manifestante con un coche patrulla”, “las redes se ríen de TVE por usar Ganhnam Style para atacar a Ayuso”, “El PP estalla tras la vergonzosa encerrona de Cintora a Rajoy´”, “Hasta Marc Sala (RNE) y Carlos Franganillo (TVE) censuran el periodismo sensacionalista de Cintora”, “Lo de Cintora es un no parar: ahora le pillan manipulando la traducción de una turista para dañar a Ayuso”. Un programa, pásmense, que para Comisiones Obreras “está suponiendo una bocanada de aire fresco y la presencia de unas voces en TVE que nosotros echábamos de menos”. Los sindicatos, como siempre, en el guindo.

    Que Pablo Casado haya aceptado pactar con el PSOE un nuevo Consejo de Administración del ente refleja una preocupante ignorancia de cómo es la lluvia fina, antes que los cañones, la que va horadando todo sistema democrático y que hay lugares de los que resulta muy difícil regresar. Un debe que habrá que cargar en su cuenta.

    Rosa María Mateo cesa ahora con la bien merecida recompensa a su trabajo al dejar TVE en los índices de audiencia más bajos de su historia. Lo que en absoluto tiene por qué presuponer algún propósito de enmienda.

    05 abr 2021 / 01:00
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