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Reseña Musical

“Atlántic Ars”, en “Metáforas do silencio”

    “Atlántic Ars” es un trío que viene participando desde hace años en programaciones camerísticas, como el ciclo “Metáforas do silencio”, que se viene celebrando en el Paraninfo da Universidade-20´30 h. con repetición mañana, a la misma hora-, dedicado a la música de cámara de Ludwig v.Beethoven, con motivo del 250 aniversario de su nacimiento. Son ellos, la pianista Emmanuelle Janisz, nacida en Toulon, y con estudios en Aix-en-Provence y en el Conservatorio de París. Fue fundadora del “Cuarteto Romántico”, con el que actuó por toda Francia. Vive en Galicia desde 2002, dedicándose a la docencia, especialmente en la “Escola Berenguela”, en la que junto a sus dos compañeros, ofreció conciertos abiertos. También tocó con nuestra “RFG” y fue acompañante en la “EAEM”, además de colaborar con el “Quarteto Quiodi”.

    Thomas Piel, chelista, estudió en la “Folkwang- Musikhochschule”, de Essen, con Christopher Richter, en donde obtuvo su diplomatura de honor, en 2000. Colaboró con la “Junge Deutsche Philharmonie” y el “Ensemble Resonanz”, ampliando en el espacio contemporáneo con el “Ensemble eMeX”. Fue primer chelista de la “Westphaelische Kammerphilarmonie Guterslohn”, entre 1997/2001 y participó en la academia orquestal del “Bayerischer Rundfunk”, bajo la dirección de Mstilav Rostropovch. El profundo interés por los grandes chelistas de la historia, le llevó a indagar en las personalidades de Gaspar Cassadó- al que homenajeó fundando un trío con su nombre-,Enrico Mainardi, Pau Casals- voz y conciencia del exilio español-, o Paul Tortelier. Es miembro de nuestra “RFG” desde el año 2001 y profesor de chelo en la “Escola Berenguela”.

    El violinista polaco Michal Rycel, estudió en Rostock para grados superiores y en su formación académica, recibió consejos de Igor Ozim, Igor Oistrakh, Bruno Canino, Yair Klees, Wolfgang Marschner y Petru Munteanu. Tiene una dilatada experiencia en géneros camerísticos, por su colaboración en tríos, cuartetos, sextetos, etc..., con los que participó en certámenes europeos de primer rango, el “Yehudi Menuhin Live Classic Now”, de Alemania; el “Festival Diálogo de Cuatro Cultura”, de Polonia y formó parte de varias orquestas alemanas como la “RIAS Jugenorchester”, la “Interregionalen Jugensinfonienorchester”, la “Philarmonie Bonn” y polacas como la de la Ópera de Lodz. Reside en España desde 2007 y trabajó con la “O. del Palau de les Arts Reina Sofía” y la “O.S. de Bilbao”. Desde 2008, está integrado en la “RFG”.

    Dos obras en programa, una rareza por el “Allegretto en Si b M. WoO 39” y el tan conocido “Trío en Si b. M, Op. 97 (Archiduque). La primera obra fue compuesta en Viena en 1812, cuando contaba con 42 años. Es un movimiento aislado para una obra que no llegó a terminar. Estamos en un período intenso del compositor, que nos ubica entre la “Séptima sinfonía” y la Octava”, realizada en aquellos meses veraniegos. Para su biografía, destacará el encuentro con Goethe, en Teplice, y otra estancia en Linz, mientras mantenía uno de los enfrentamientos habituales, esa vez con el obispo y las autoridades , a consecuencia de su rechazo del matrimonio de su hermano Johann, poco antes del regreso a Viena. El trío o la especie de intento, estará dedicado a la hija de Antonia Brentano, Maximiliane, de tan solo diez años de edad, tal cual se lee en el manuscrito. Alguna osada investigación, añade materia al mito de la llamada “Amada Inmortal”, asimilable a Antonia. Una divagación más.

    El “trío en Si b M.Op 97 (Archiduque)”, fue dedicado como su nombre indica al Archiduque Rodolfo, amigo y protector, quien a la vez esperaba la dedicación de los tres del “Op. 70”. Inspiración y fantasía a la par, facilitada con generosidad por una escritura fluida y sin agobios. El “Allegro final”, por tomar uno de los tiempos, contrasta ostensiblemente con el “Andante”, que se presume como el más representativo del “Op. 97”, este tiempo final, destaca por el tono danzante y distendido, llegando a producir uno de los más atrevidos y chocantes efectos, que para Richard Wagner, resultará frívolo y vacuo. Solomon, un entusiasta analista de la obra del músico, dirá que el “Trío Archiduque”, representa la codificación y concentración de sus impulsos hacia un nuevo tipo de clasicismo, ése que ya había caracterizado su música de cámara con piano desde mediados de 1808 s 1811.

    Sobre la ejecución del “Op. 97”, ocurrida durante una velada de música organizada por Schuppanzigh, el 11 de abril de 1814, con el autor al piano, Schuppanzigh al violín- otro de sus entusiastas admiradores, que supo velar por él- y Linke, al violonchelo, existe un largo y amargo testimonio firmado por Ludwig Spohr: “Una experiencia nada agradable. Ante todo el piano estaba terriblemente desafinado, si bien esto, al fin y a cabo, no molestaba a Beethoven, el cual no podía darse cuenta. Además de su brillante técnica, en otro tiempo tan admirada, había quedado bien poco. En los pasajes “forte”, el pobre Beethoven, completamente sordo, martilleaba las teclas y masacraba grupos enteros de notas. Si no se seguía la partitura, se corría el riesgo de perder por completo el sentido de la línea melódica.”

    17 nov 2020 / 00:00
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