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¡Ay!, ¡esos vídeos ministeriales!

    EN plena pandemia y recesión económica, se entretienen algunas ministras en emplear el dinero público en unos vídeos que, por su simplista, ingenuo y desnortado contenido, bien podrían haberlos realizado gratis los más pequeños de nuestros hogares. Me estoy refiriendo tanto al ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, como al de Igualdad. El primero escenifica el nacimiento de dos bebés ante la atenta mirada de unos sanitarios que se compadecen del más pobre, al que auguran “complicaciones”. Distingue el vídeo al recién nacido en una familia que percibe unos ingresos de 75,000 euros al año y posee diferentes inmuebles, frente al neonato que pertenece a un hogar que subsiste con 12.000 euros anuales. Al primero aluden con desdén como “pues muy bien”, mientras el segundo es descrito como “qué cosita más mona”. Finalmente, el mensaje que acompaña las imágenes asevera que “la mayoría de los niños que nacen en familias pobres seguirán siendo pobres por mucho que se esfuercen”.

    La idea es comunicar la necesidad de garantizar la igualdad de oportunidades; pero es esencialista y estigmatizante dar por hecho que por nacer en una familia con recursos uno tendrá una vida fácil, o que quienes nacen en un hogar modesto no podrán, pese a su esfuerzo, progresar en la vida. Todos conocemos casos de gente proveniente de hogares bien humildes que llegaron muy lejos, como también es sabido que muchos niños y niñas, quizá por falta de esfuerzo y vocación, no han sido capaces de tener el éxito que se les auguraba, e incluso han dilapidado sus fortunas familiares. El mensaje es inapropiado, pues traslada la idea de que si naces en el seno de una casa acomodada ya no tienes nada que temer ni por lo que esforzarte; y que si tus orígenes son humildes, las complicaciones serán insalvables.

    El otro vídeo, promocionado por el ministerio de Igualdad, propone un himno cuyo estribillo define nuestro mundo actual como “binario, cis, hetero, patriarcal”. La canción es tan pegadiza como simplista, pues conlleva negar y borrar de un plumazo todos los avances logrados hasta ahora en el ámbito de la igualdad y la libertad de género y sexo. No; nuestra sociedad no es sólo binaria, cisgénero, heterosexual y patriarcal, pese a que sigan existiendo actitudes reaccionarias que todos rechazamos.

    No son éstos los mensajes que deseamos transmitirles a nuestros hijos e hijas, porque no le hacen justicia a valores como el esfuerzo, la solidaridad y la diversidad, que ya existían antes de que estas ministras asumieran sus cargos. Ellas mismas, y su súbito poder social y adquisitivo, son un claro ejemplo de que se puede triunfar en la vida; porque se presupone que lo han logrado gracias a su esfuerzo y a vivir en una sociedad que no pone límites a las aspiraciones y los derechos de la ciudadanía.

    03 jul 2021 / 01:00
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