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Blanca

Hay quien puede llegar a pensar que los libros de recetas, con las correspondientes y precisas instrucciones para convertirnos en gurús de la cocina convencional, son una cosa relativamente reciente. Item más. Hay quien, igualmente, puede considerar que aquellos de esos volúmenes que añaden consejos para comer lo más sano posible son algo modernísimo. De estos días atrás, como quien dice... Bueno, pues siento defraudarles, pero, sintiéndolo mucho, no. De ello daría fe Caius Apicius, en pleno Imperio Romano, y su sabio compendio De Re Coquinaria. O, cómo no, el inmenso artífice de la renovación moderna, Jean Anthelme Brillat-Savarin, que en 1825 publicó una suerte de biblia culinaria que nos sigue iluminando ahora mismo, la Fisiología del gusto. Bien entrado el siglo XX, por ejemplo, nuestras abuelas se movían entre un verdadero paraíso de textos fundamentales que contribuyeron muy mucho a educar nuestro gusto temprano. De entre los nombres más conocidos que artesonaron esas fuentes de sabiduría, estaban, por supuesto, Picadillo, prologado ya para su primera edición por doña Emilia Pardo Bazán, o la mismísima Marquesa de Parabere (este curioso personaje fue fruto de un célebre homenaje hace un par de años, gracias al empeño de Déborah Albardonedo, Francisco Narla, Santi Almuiña y Alberto Castro).

LAS RECETAS DE BLANCA. Hace pocos días llegó a nuestras manos un soberbio texto llamado, precisamente, así: Las recetas de Blanca, firmado por Blanca García-Orea Haro, o bien @blancanutri, y que está editado en Grijalbo. Una autora que ya tiene en su haber cosas como Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes... Aparte del interés objetivo de aprender 80 recetas prácticas de platos exquisitos, su preocupación incluye cosas interesantísimas, como lidiar con ciertas alergias e intolerancias (uno de los males de nuestro tiempo, no les quepa la menor duda) y los remedios efectivos para luchar contra semejantes lacras. O cómo distinguir las grasas buenas de las malas. O bien hacer una lista semanal de la compra racional y bien pensada. O cómo reducir el índice glucémico. O una curiosa reflexión sobre los microondas. Pero, vamos a lo más práctico e inmediato. Uno ha probado alguna cosa concreta, como el Hummus de calabacín... ¡Increíble, señores...! Uno, que es fan del tradicional de garbanzo y tahini, ha quedado atónito. Y es uno sólo de los muchos ejemplos que podría citar. Como los Rollitos de berenjena. O las Minitortillas de patata sin huevo. O el peculiar Salmón marinado, levemente distinto de lo conocido... Refrescante, renovador... Hondamente aconsejable para todos...

22 nov 2021 / 01:00
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