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Buscando el espaldarazo

    HABLANDO con propiedad es Tezanos, el brujo que maneja la bola de cristal, quien está en contra de la pretensión de Gonzalo Caballero de tener un duelo al amanecer con Feijóo. Tezanos nos sirvió hace poco una predicción electoral en la que socialistas y nacionalistas empataban. Aun siendo un socialista de toda la vida, el director del CIS no pudo menos que confesar públicamente lo que la demoscopia le decía, y al hacerlo dejó a la izquierda gallega sin un líder claro.

    ¿Es el candidato del PP gallego el idóneo para deshacer esa igualdad concediendo la oportunidad de un mano a mano? Pocos verían bien que Feijóo, además de agrupar al centro derecha bajo un solo liderazgo, se inmiscuyera en una competición interna de los progresistas, muy igualada de acuerdo con los datos de las encuestas oficiales.

    Es toda una paradoja que a estas alturas de la campaña la suerte del candidato socialista dependa de que Feijóo lo invista oficialmente con un debate en solitario. En él Caballero puede ganar, perder o empatar, pero en el peor de los casos la gente lo vería como la persona que aglutina a la izquierda y por lo tanto sus posibilidades de despegarse del molesto marcaje de Ana Pontón aumentarían.

    El presidenciable busca ser armado caballero en una ceremonia parecida a los rituales medievales, en los que el señor le daba el espaldarazo al novicio que previamente había velado las armas. Lo extraño es que en esas antiguas liturgias el señor y el nuevo paladín eran cercanos, combatían juntos, mien-tras que en este caso son rivales.

    De hacerlo, Feijóo rompería su neutralidad. Sería tanto como elegir a su contrincante favorito haciéndole ese favor. Quién sea el líder de los aliados de izquierda es una cuestión que ellos deben dirimir, mediante un debate público entre ellos o de una forma menos agresiva designando formalmente a un comandante de la coalición. Si no realizan esta nominación es porque sufren una especie de esquizofrenia que los obliga a ser amigos y enemigos al mismo tiempo. Las cuotas de poder que se repartan en caso de destronar a Feijóo, empiezan a dirimirse ahora. Dependen del territorio electoral con el que lleguen a la mesa de negociación. No sería lo mismo un presidente Caballero con una vicepresidenta llamada Pontón, que viceversa.

    Lo que Tezanos constata son las consecuencias demoscópicas de una decisión estratégica de los socialistas gallegos, consistente en diluir su personalidad en una “mayoría progresista” que pasa de ser el resultado posible de las elecciones a un punto de arranque. Ya no es un fin en el futuro, sino un principio.

    Se traslada la idea de una proximidad entre socialistas, nacionalistas y rupturistas que daña al PSdeG como proyecto autónomo. Caballero en Galicia hace todo lo contrario que su tío en Vigo, beligerante al máximo con las demás izquierdas a las que acaba fagocitando. El empeño en buscar un cara a cara con Feijóo no es otra cosa que el intento de corregir esa línea argumental, y sustituirla por otra en la que el socialista recupera su personalidad a los ojos del electorado del PSOE que coquetea con el BNG. Necesita ser armado caballero, algo que depende más de Feijóo que de Sánchez.

    01 jul 2020 / 22:33
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