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Caos o sensatez en las calles

    LA pretendida nueva normalidad constituye una quimera. Es la vieja o caótica normalidad la que parece regresar e imponerse en las confusas fases y los fatídicos desfases de desescalada o desconfinamiento. No es justo generalizar, ni hacer pagar a una mayoría de justos, por una minoría de pecadores. Pero las imágenes están ahí, asustándonos a todos y, especialmente, a aquellos que cumplimos con la reclusión y la prudencia que el estado de alarma nos lleva obligando desde hace meses.

    Quizá el caos y el descontrol que nos rodean sea cosa sólo de individuos imprudentes e insensatos. Pero no hay más que ver los informativos, o salir a dar un paseo por la capital de Galicia, para percibir una peligrosa y arriesgada irresponsabilidad.

    Menciono Compostela porque estos días lideró los contagios en la Comunidad. Y aunque las estadísticas o los test fuesen erróneos, sorprende el pasotismo y la temeridad de tanta gente. El lunes, primer día de la Fase 1, pude ver las terrazas de la Plaza Roja y el Ensanche abarrotadas, con gente hasta guardando cola para ocupar una mesa (sin la distancia social de seguridad ni las mascarillas protectoras).

    Incluso el jueves 7 de mayo, en plena Fase 0, fecha de mi primer paseo tras semanas de aislamiento, pude constatar que en el itinerario verde urbano botánico Ponte de San Domingos, y a lo largo de la ruta fluvial do Sarela, con sus antiguos lavadoiros, muíños, leiras, hortas y curtidoiros, se cruzaban caminantes, corredores y hasta ciclistas sin protección alguna, compartiendo sudores, vahos y exhalaciones en rodeiras de apenas un metro de ancho.

    De qué vale que Sanxenxo sea elegido como destino turístico de confianza frente a la covid-19, y acometa acciones pioneras en materia de seguridad e higiene, o que Ourense se reivindique como provincia turística segura y merezca un distintivo de garantía de salubridad, si después otros ciudadanos gallegos, o las autoridades que los representan, no actúan debidamente en A Coruña, en Vigo, o en Santiago.

    Aparenta que sólo EL CORREO GALLEGO es capaz de celebrar, con sus editoriales y artículos, los éxitos de Galicia, pero también de denunciar, con honestidad, los despropósitos de nuestro territorio. De ahí titulares como “Ni aquello ni esto”, “Alegría por volver a las calles”, o “Al calabozo por amenazar y no respetar”. “Peatonalización blanda” sí, pero sin olvidar que “Ahora la responsabilidad es de cada uno”.

    Alienta y asusta, a la par, el sabio “Aterraza como puedas” de Carlos Luis Rodríguez. Se impone la sensatez de un Luis Álvarez que confía en una Compostela que “se pone a punto para recuperar la normalidad”. Ánimo y responsabilidad para “entrar en el club de las cien ciudades más inteligentes de Europa”, sobre todo sabiendo que el porcentaje de contagiados en la provincia (apenas un 1,8 %) anula la inmunidad de un grupo que, a veces, actúa como un rebaño.

    15 may 2020 / 22:08
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