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Castillo

Javier Castillo publica en Suma de Letras su quinta novela. Se llama El juego del alma. Esperábamos, antes de leerla, encontrar ese mundo infinito y novedoso, aunque nada complaciente, al que nos tiene acostumbrados desde su primer libro, el incomparable El día que se perdió la cordura. Imaginábamos que, seguramente, nos aguardaría un ambiente distópico y doliente, lleno de personajes perdidos a la espera de rescate. Y, cómo no, saturado de situaciones complejas cuya salida a flote comprendería el recorrido por senderos tortuosos y laberínticos llenos de escollos. De una u otra manera, la mayor parte de su producción es así. Por eso nos interesó siempre que continuara escribiendo y avanzando en esa búsqueda tan fértil de una narrativa tan distinta a lo puramente acomodaticio, que es la tendencia principal de un noventa por ciento de toda la producción actual. Ese difícil camino hacia lo extraño, raro y curioso, repitiendo las mismas gestas de otros grandes de épocas pretéritas. Y es que, a veces, nos parecía ver la sombra de voces y ámbitos descritos por E.T.A. Hoffmann, Ambrose Bierce o Fredric Brown, por citar tres ejemplos claves de autores de diversas épocas con una curiosidad innata y con la misma preocupación por el mismo tipo de búsqueda... Pero lo que no esperábamos es que se hubiera superado a sí mismo con algo tan atrozmente real y tangible...

EL JUEGO DEL ALMA. Ante todo y sobre todo, les diré que esta obra nos plantea dónde está el límite de lo atroz, pero también, y esto es muy importante, qué cantidad de defensas son necesarias para soportar determinados hechos. O bien, ¿estamos preparados para enfrentarnos a todo aquello que se nos pueda presentar en nuestro entorno?... Como comprenderán, eso dependerá de la cercanía del acontecimiento. Y de la fortaleza que cada uno haya desarrollado. Los hechos, en la trama de El juego del alma, son relativamente recientes, pasan en los años 2002 y 2011, y la ciudad en la que ocurren es Nueva York. No una ciudad idílica, como la que todos conservamos en la memoria bajo el esquema de uno de nuestros paraísos particulares (al menos yo, lo confieso), sino otra mucho más siniestra pero igualmente verosímil. Los personajes son enormemente curiosos: Miren Triggs, periodista de investigación del Manhattan Press; Jim Schmoer, respetado y venerable profesor de periodismo; el inspector Ben Miller, dedicado, desde el F.B.I., a desentrañar los misterios de las personas desaparecidas... Y, en principio, dos víctimas: Gina (que lo hizo en 2002) y Allison (en 2011), muertas amordazadas y crucificadas. Fanatismo religioso de trasfondo. Mutismo social. Y el puro Mal que extiende sus garras por doquier...

07 jun 2021 / 01:00
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