¿Colaboración franca?

EL vaciado de cuatro embalses en la cuenca del Miño y Sil por parte de las empresas hidroeléctricas que los explotan derivó en una confrontación entre la Administración central y la gallega por las responsabilidades de la vigilancia del respeto de estas compañías por el medio ambiente. La Xunta remarcó ayer por boca de la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, que el Gobierno central y la Confederación Hidrográfica del Miño Sil reconocieron sus responsabilidades en el caso en las cartas de respuesta a la misiva que le había enviado el pasado agosto. Según dijo, la confederación no aplicó el artículo 55 de la ley estatal de aguas que permite vaciados de este tipo y que el Gobierno reformará esta normativa.

La réplica fue inmediata. Efectivamente el artículo 55 fue reformado este mismo miércoles de forma urgente porque las concesiones de antaño permiten estos vaciados, aunque la ley de pesca gallega continental atribuye a la Xunta combatir este tipo de actitudes cuando perjudican al medio ambiente, como era el caso para la fauna fluvial. Varias semanas después de los incidentes Gobierno y Xunta siguen cruzándose reproches a través de declaraciones y de notas de prensa.

Con el objeto de evitar que se repitan situaciones similares en el futuro, lo normal sería que desde el Gobierno central y autonómico se estableciesen cauces de colaboración francos. Si hay negocio por medio que compensa con creces las sanciones los vaciados de los embalses no están exentos de volver a producirse. Y preservar la flora y la fauna fluvial debe estar por encima de los debates estériles. A esa tarea están llamadas las administraciones, por responsabilidad. ECG