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¿Cómo revertir esta situación?

    ALGUNOS expertos en salud ambiental venimos insistiendo desde hace décadas en el papel que de desempeñan los factores de riesgo ambientales como determinantes del estado de salud de la población, advirtiendo que con la destrucción de la naturaleza aumenta considerablemente el riesgo de pandemias, si bien se nos escucha poco y luego pasa lo que pasa. La degradación de los ecosistemas es una fuente de problemas y los cambios en los ecosistemas de producción de alimentos favorecen el contacto entre la fauna salvaje y los humanos en zonas de alta densidad de población, propiciando la aparición de enfermedades infecciosas emergentes, que en un mundo globalizado e interconectado se propagan rápidamente.

    La destrucción de bosques, la construcción de carreteras en lugares apartados y el crecimiento de la población, provoca que las personas tengan un mayor contacto directo con especies a las que nunca se habían aproximado. La pérdida de biodiversidad favorece la transmisión de patógenos procedentes de especies animales (a < biodiversidad > es la capacidad de propagación de patógenos). La destrucción de la biodiversidad favorece las condiciones para estos nuevos virus y las enfermedades infecciosas como la COVID-19.

    Cuando destruimos un bosque o una selva, alteramos las complejas cadenas de relaciones que existen entre las especies animales y los seres vivos que mantienen estos virus y patógenos controlados. El cambio climático amplifica esta situación, ya que el aumento de temperaturas hace que las aves e insectos migren a zonas que poco a poco se están transformando en tropicales, y que puedan transmitir enfermedades en latitudes que antes eran más frías y ahora ya no son tan adversas para ellos.

    Una vez superada esta crisis sanitaria, el peligro estará en crecer a costa del planeta, lo que habrá que evitar; se necesitará un plan de recuperación integral que tenga en cuenta la emergencia climática, ambiental y social. Una economía que no tenga en cuenta la preservación del equilibrio natural será totalmente vulnerable ante cualquier tipo de catástrofe natural o pandemia. Estamos ante la oportunidad de reconstruir una sociedad saludable, sostenible, adaptativa, resiliente, descarbonizada, circular, y que sea capaz de conservar los servicios ecosistémicos que benefician a los seres humanos.

    Si queremos evitar el riesgo de pandemias o que disminuyan, tendremos que cuidar la salud de la naturaleza, es la tecnología más avanzada que hay ya que ejerce una protección integrada, cuando la naturaleza no funciona bien suceden estas catástrofes. Proteger la naturaleza y la biodiversidad es la mejor vacuna para el futuro del planeta. Es tiempo de reflexión para tomar las decisiones correctas que nos permitan afrontar el futuro con garantías, no nos podemos equivocar, está en juego la salud planetaria y el futuro de la Humanidad.

    26 ago 2021 / 01:00
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