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“Coro Universitario de Santiago”, bicentenario de Melchor López: “Jacobum Celebret”

    Concierto en la Igrexa da Universidade- 21 h.-, a cargo del “Coro Universitario de Santiago”, en conmemoración del bicentenario de la muerte de quien había sido maestro de capilla de la Catedral, Melchor López y que se recibe bajo el título de “Jacobum Celebret”, entre otras obras de compositores como Santiago Tafall, José de Vaquedano, Ramón Palacio, Buono Chiodi y José Lidón. Una agrupación que remite sus orígenes a 1979, por iniciativa del Vicerrectorado de Extensión Universitaria, bajo la dirección de Maximino Zumalave, quien cedería el testigo a Xoan Viaño, para continuar con Margarita Guerra. Siempre con repertorios de todas épocas y estéticas, probando incluso con las vanguardias-C.Bernaola, M.Castillo, E.Macías, A.García Abril o T.Marco-, entre los habituales desde Haydn, Mozart,Haendel, J. S. Bach o Brahms, desde misas, oratorios y hasta óperas: “Carmen” de Bizet; “L´elisir d´ amore”, de G.Donizetti, “La Sonnambula” , de V.Bellini o “Rigoletto”, de Verdi, lo que le permitió realizar giras de temporada.

    Recordemos su X Aniversario, reservado a obras de J.Haydn, Ángel Barja, R.Groba (estreno de la “Cantata de Maio”, sobre texto de J.Filgueira Valverde, dirigido por Margarita Guerra. Un concierto barroco, de 2019, con Miro Moreira, con obras que permitían el conocimiento de la herencia latino-americana, y con la participación de la “Capela Compostelana”, de Francisco Luengo. Su vigésimo aniversario, dirigido por J.Carlos Dorgambide, para la “Petite Messe solennelle”, de G. Rossini, o uno de clausura de curso, en torno a Frei José de Vaquedano, de 2011. También con Miro Moreira, ofrecido en la Catedral de Santiago, con el título de “Luces e Cariños”, a medias con los “Solistas da Catedral, con obras de Vaquedano, D.Buxtehude, A Corelli, H.Purcell, G.Carisimi y D.Zipoli.

    Melchor López, el maestro de capilla homenajeado, tuvo una fecha especial en la temporada 1992, con su “Misa Solemne Unus Deus (1798)”, y que nos ofrecieron el prestigioso “Beatus Ille Ensemble, con el “Coro de la Universidad de Salamanca (Bernardo García Bernalt), y la orquesta “Il Fondamento”, bajo la dirección de Paul Dombrecht, en un ciclo dedicado a la “Música na Catedral de Santiago, no século XVIII”, que abarcaría tres conciertos. Sobre Melchor López , Joám Trilho, resaltaría su estilo plenamente clásico, del que Haydn sería su admiración indiscutible. Un legado que abarcaría 300 villancicos, 9 misas, 18 salmos, 14 lamentaciones, unos 40 motetes y arias dispersas. De su época madrileña, se añadirá un “libro de órgano” (1781), agradeciendo al mismo tiempo que de las obras, se conservan partituras a dos voces, y dos instrumentos y las que se conservan en la Catedral compostelana, destacables por el cuidado atento que siempre tuvo en encuadernar sistemáticamente, sin que menospreciase las arias profanas. En las destacadas obras corales, en la tradición tan española del doble coro, no desatendería las de carácter homofónico, raramente imitativo, pero usado con gran eficacia. Las melodías de los solistas, son de limpia inspiración y cantabilidad, destacando igualmente el apoyo orquestal. Las partes a solo, son arias puras o en lo posible, tratadas como ariosos, lo que vendría a confirmar la importancia de intérpretes con grandes medios vocales, en especial en las arias de tenor.

    El navarro José de Vaquedano, más afortunado que su predecesor Antonio de Yanguas, había regentado el convento de La Encarnación, de Madrid y llegará a tiempo para dejarnos obras como “Las lamentaciones de Semana Santa”, dentro de un estilo que pondrá distancias frente al de Diego Verdugo, este más severo y el suyo próximo al barroco, de dobles coros de estilo veneciano, del “belcanto” y de relaciones armónicas plenamente tonales. Obras suyas que compendian 5 misas, 18 salmos, 19 motetes, 8 lamentaciones, 46 villancicos o una “sonata a tres”. La recuperación de tan importante patrimonio, se debe en gran medida a José López-Calo, en lo uqen conclusión, resultará la apoteosis del Barroco. Cada nueva transcripción, cada estreno. Deparan nuevas sorpresas, confirmando el hecho de hallarnos ante uno de los grandes de su tiempo.

    Buono Chiodi, es músico que pertenece al período en el que el Cabildo, llevado por la corriente del italianismo reinante, en toda Europa, será reclamado para el cargo, procedente entonces de la Catedral de Bérgamo, y en expresa recomendación del soprano italiano José Ferrari, en el año 1769, pesando entonces la importancia que ejercía F.Joseph Haydn, que impondrá su patrón por todo el ámbito internacional. Otro de nuestros primordiales maestro de capilla, con más de quinientas obras, en un breve período de catorce años, que supondrás un revulsivo que desplace definitivamente los arcaísmos heredados de otros patrones, presentes en la liturgia, imponiendo un tardío y exterior barroco italiano, al que se añade una estabilización de la propia orquesta: 2 oboes, 2 cornos y cuarteto de cuerdas, convertida en una parte imprescindible de la capilla, en un nivel hasta entonces desconocido, con el beneficio añadido de la presencia de nuevos cantantes italianos.

    Santiago Tafall Abad, destacará en el período de los Said Armesto, o Ramón de Arana y Casto Sampedro y Folgar, hijo de un organista y organero, Mariano Tafall y Miguel, compositor de obras religiosas y autor de un importante tratado. Otro de sus hermanos será también organista y su carrera será inversa a la de Sampedro, pues abandonó las aulas universitarias, donde estudiaba leyes, para pasar al Seminario Conciliar, en donde fue discípulo y colaborador de López Ferreiro y maestro de Oviedo Arce. Fue responsable de la formación tanto literaria y musical de los niños del coro (1894), organista (1881), maestro de capilla (1895) y canónigo, a partir de 1898. Una consideración reseñable del maestro, serán sus versiones de las “Cantigas de Amigo”, o los cantos litúrgicos del “Calixtinus”, entonces obras prácticamente desconocidas. El estudio del “Calixtinus”, le vendría a partir de 1897.

    José Lidón, había pasado por el coro de niños cantores de la Capilla Real, de Madrid, en donde recibiría su formación musical y ejerció durante un breve tiempo como organista de la Catedral de Ourense, antes de integrarse como cuarto organista de la Capilla Real de Madrid. Desde 1787, alcanzó el grado de primer organista y a partir de 1788, optará a la plaza de vicemaestro. Autor de una apreciable cantidad de obras sacras, llegará curiosamente a conseguir una gran aceptación por su zarzuela “El Barón”, en 1787, sobre la dramaturgia de Leandro Fernández de Maratín, dentro de las corrientes del espíritu ilustrado, a la que se añadirá el drama heroico en verso titulado “Glaura y Coriolano”, del año 1792, a los que se unen composiciones camerísticas.

    Ramón Palacio, ejerció en Santiago en un largo magisterio mantenido en distintos lugares de Galicia, en los años de la Desamortización y entre insalvables dificultades económicas que afectarían a la Catedral compostelana. En sus fondos musicales y para mayor sorpresa, se conservan una importante cantidad de obras, muchas obligadas por los cambios obligados de estéticas limítrofes, con modelos en los motetes que llevan la fecha de 1839. La pujanza de los vaivenes políticos, tendrán consistentes razones en cuanto a su análisis, muchas de esas obras conservadas en la Catedral de Santiago, en donde ocupó plaza durante 37 años, hasta su muerte acaecida el 29, de diciembre de 1863, en las Visperas de la traslación del Apóstol Santiago.

    09 may 2022 / 09:47
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