Cuenta atrás en Estados Unidos
HAY quien interpreta el reciente y vehemente mitin de Barack Obama en Pensilvania como una muestra del miedo del Partido Demócrata al auge en las encuestas de intención de voto del Partido Republicano. Sea como fuere, son muchos los frentes en los que tendrá que lidiar Joe Biden, y diversos los sectores a los que todavía debe seducir si quiere desalojar a Donald Trump del Despacho Oval. Así, además de consolidar las bases más fluctuantes de su electorado demócrata, los jóvenes se le presentan como un colectivo esencial para alcanzar La Casa Blanca.
Éstos, aunque poco motivados (sólo un 45 % votó en 2016), sí manifiestan su preocupación por el medio ambiente, el conflicto racial y las desigualdades económicas. También la minoría afroamericana (que suele votar en un 90 % a favor de los demócratas) constituye un sector fundamental, como lo son todos aquellos votantes cuyas papeletas llevan un aroma centrista. Quizá por ello el candidato demócrata debería abandonar la placidez de su mansión de Wilmington y saltar a un ruedo electoral en el que Trump no ha dejado de torear.
En cuanto al presidente, lo primero por lo que debe luchar es por distanciarse de las ya habituales campañas de desinformación rusa e iraní, cuyas injerencias a través de internet ha denunciado el propio FBI, y quizá perjudiquen más a Trump que a Biden. Tampoco creo que deba insistir en los negocios del hijo de Biden en Ucrania y China durante su mandato como Vicepresidente a las órdenes de Obama, sobre todo teniendo en cuenta las críticas recibidas por su hermetismo fiscal y por sus supuestas cuentas en Reino Unido, Irlanda y hasta en China.
Entre los colectivos esenciales para afianzar su liderazgo destacan las mujeres blancas (el 52 % le apoyó en 2016), muy preocupadas por la evolución de una pandemia que Trump considera controlada y cuya vacuna anuncia para los próximos días. También debería el neoyorquino abandonar su cruzada contra unos expertos y científicos que se sienten incómodos por su desafiante actitud.
El último cara a cara en Nashville devolvió cierta moderación al debate, e hizo que la economía, la sanidad en general y la pandemia en particular, la seguridad, las cuestiones raciales, y las relaciones internacionales, recobraran el protagonismo que merecen. El debate, al igual que en septiembre, generó expectación, lo cual es importante, aun sabiendo que un 33 % de los ciudadanos ya han ejercido su derecho al voto anticipado y por correo. Una vez más, los resultados en Estados pendulares como Iowa, Texas, Georgia, Ohio y Carolina del Norte, e incluso en Florida, Pensilvania, Minnesota, Wisconsin, Colorado, New Hampshire y en la propia Nevada, serán los que terminen inclinando la balanza.