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Reseña Musical

Curso de interpretación vocal de la soprano Mariella Devia, en A Coruña

    Por tercera vez, la dama por excelencia del belcanto Mariell Devia, vuelve a sentar cátedra en el curso de interpretación vocal, que se realizará entre los días 4 y 9 de octubre, cuya convocatoria está abierta para los aspirantes, ese curso que tuvo como maestros señeros al director añorado Alberto Zedda, quien tan excelentes trabajos había dejado en el “Festival Mozart” y en las programaciones de “Amigos de la Ópera de A Coruña” o Renata Scotto, a la par de oficios con Mariella Devia. En la distancia quedan las primeras visitas de esta soprano, con “La Sonámbula” de Bellini, allá por 1982, pero en convocatorias más recientes, guardamos excelente memoria por “Lucrezia Borgia”, de Gaetano Donizetti, en 2017, en el Teatro Colón, compartiendo roles con Celso Albelo, Luiz-Ottavio Faria, Elena Belfiore, Francisco Corujo, Axier Sánchez o Jeroboám Tejera, bajo la dirección artística de Andry Yurkevich, con la “OSG” y el “Coro Gaos”, de Fernando Briones. Mariella- “Lucia”-, papel que había encarado en 1973, para mantenernos en el curso de similares exigencias, era el prototípico ejemplo de demanda protorromántica y que se ajustaba a las condiciones de las que haría gala: Su control absoluto de la respiración y la emisión, siempre ”sul fiatto”, la infinita capacidad para regular la intensidad del sonido, el aliento generoso, la deslumbrante agilidad, el legato de alta escuela, la expresión dulce, alada, etérea, se adaptaban perfectamente a ese repertorio.

    Una de las galas de “Grandes Cantantes”, nos permitió seguirla con la “OSG”, dirigida por José Miguel Pérez-Sierra, para un programa de perlas escogidas, además de algunas oberturas de enlace. Para ella, el Recitativo y aria de Amenaide “No, che il morir non é”. También de “Anna Bolena”, “Piangete voi...Al dolce guidami.”. El aria de Manon”: “Allons, il faut...Adieu notre petite table”, pura delicuescencia de entrega, y para no ser menos, en este repertorio francés, un Gounod, procedente de “Romeo y Julieta”: “Je veux vivre”. Una segunda parte, rendida de pleno a Vincenzo Bellini, ya que el aficionado no disimulaba las preferencias, comenzado por la obertura de “Norma” y el aria arrebatadora por necesidad, “Casta Diva...Ah, bello a me ritorna”. Un puente con “I Capuletti e I Montecchi”, en su obertura, culminando con la desmesura de “Il Pirata”: Escena final, recitativo, aria y cabaletta “Col sorriso d´innocenza.”

    El “Regreso de la Regina”, del curso pasado, y entre otras galas y las actividades didácticas, de excelentes resultados artísticos, aportó un recital de variado talante, en el que la escuchamos interpretando “Sonetti del Petrarca S.270” de Ferenz Liszt: “Pace non trovo”; “Benedetto sia ´l giorno” y “I´ vidi in terra”. De “Giovanna d´Arco” de Verdi, la cavatina “Sempre all´alba e a la será”. Para cumplir con el preceptivo Gaetanno Donizetti, “Maria Stuart”, nueva estremecedora cavatina por “Oh, nube, che lieve...Nella pace mesto y el Verdi de “Il Lombardi alla Prima Croziata”: “O madre, dal cielo...Se vano è il pregare” y de “I masnadieri”, el aria y cabaletta “Tu del mio Carlo al seno...Carlos vive?”., con el punto de gracia de “Il corsaro”, “Né sulla terra...Vola talor dal carcere...”, servida al piano por Gululio Zarppa, quien se reservó la “Arabeske Op. 18”, de Robert Schumann y algunas mazurkas chopinianas.

    La Devia, respondería a las preguntas de Alberto Ojeda sobre la clave de su longevidad vocal y sobre su forma física: “Seguramente, saber escoger el repertorio adecuado a sus características. Y la técnica. Igual que cualquier instrumento, un cantante tiene que tenerla muy presente. En lo relativo a las frecuentes clases que imparte, y con respecto a sus alumnos, dejará un consejo sobre el que incide: “Aparte de la elección del repertorio, soy muy pesada exigiendo que no se descuide la música, la respiración, la entonación y la precisión”. En esa comparación con las generaciones precedentes, afirmaba que los cantantes jóvenes de hoy tienen demasiada prisa. Aparte, tienen que otro problema: se forman con diversos maestros y al final tantos consejos les crean una confusión terrible, que les impide forjar una personalidad artística propia. Yo solo tuve una y cuando empecé a frecuentar los escenarios, tras el Conservatorio, me emancipé. Dejé de escuchar las grabaciones de la Freni, de la Callas, de la Caballé, de la Scotto, aunque esta última la recuperé para preparar “Norma”.

    Mariella Devia, la gran dama del belcanto, había estudiado en el Conservatorio Sta Cecilia de Roma y en 1973, se haría merecedora del prestigioso concurso “Totti Dal Monte”, que le facilitaría el debut con “Lucia di Lammermoor”, absoluta declaración de pretensiones artísticas y que le servirá en la temporada 2005/6, para despedirse de la escena en el Teatro alla Scala. Los grandes Coliseos, siempre la tuvieron en agenda desde los comienzos, el “Met” neoyorquino, la “”Royal Opera House”, la “Royal Concertgebouw” (Amsterdam), la “Staatoper München” , el “Théâtre des Champs Elysées”, parisino, y para reafirmarlo, el “Teatro Real” o el “Teatre del Liceu”, de Barcelona. Entre los inabarcables festivales, por razones afectivas, el de Pesaro, el Musicale Fiorentino, el Martina Franca, el Comunale di Bolonia o el de Ravena.

    20 jun 2021 / 01:00
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