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David ‘Zelensky’ versus Goliat ‘Putin’

TRAS más de dos años de pandemia inacabada, que ha puesto patas arriba al planeta, a Putin no se le ocurrió otra cosa mejor que invadir Ucrania y provocar una guerra cruel y devastadora, que está dejando miles de muertos, más de cinco millones de refugiados, desolación y destrucción. Putin, de agente de la KGB al Kremlin, Boris Yeltsin le nombró primer ministro y le sustituyó como presidente de Rusia en el 2000. Putin se cree que es el nuevo Zar de Rusia, pero sigue siendo el gánster despiadado de siempre, se enfrenta con el mundo y amenaza con pulsar el botón rojo, convencido de que beneficia a Rusia y sobre todo a la élite de oligarcas rusos.

Ucrania, un pueblo heroico liderado por Zelenski, admirable su patriotismo y espíritu de lucha en la defensa de su libertad e independencia para decidir democráticamente su futuro, resiste la investida de Rusia, no quiere verse sometido al mandato del dictador Putin, pero esa dignidad encomiable no es suficiente para evitar la masacre que está llevando a cabo Putin con seres inocentes: bebés, niños, mayores, embarazadas, etc. Uno siempre tiene la esperanza de que se repita la historia bíblica de David contra Goliat, pero en este caso, Ucrania necesita sumar fuerzas a nivel internacional para aislar a Rusia y que Putin y la élite de oligarcas rusos no se salgan con la suya.

La invasión de Rusia en Ucrania puede acabar comprometiendo la seguridad global del planeta a causa de los riesgos biológicos y del riesgo nuclear, como consecuencia de un posible apagón eléctrico. Esta guerra puede poner en riesgo una red de laboratorios –vinculados a EEUU– que hay en Ucrania, que trabajan con patógenos peligrosos; si bien las instalaciones son seguras, el potencial peligro puede proceder de una caída de la energía eléctrica, y si se produjera una acción militar de Rusia podría provocar que estas instalaciones quedaran sin electricidad, con el riesgo que ello supone de que se pudieran calentar esos patógenos, escapar de esas instalaciones y contagiar a la población circundante, lo cual podría tener consecuencias imprevisibles.

Es muy probable que Rusia se haga con el control de estos laboratorios al igual que se hizo con el control de la central nuclear de Chernóbil (tiene apagados los cuatro reactores), cuya ubicación está en una ruta muy utilizada por Rusia en la invasión a Ucrania. Si el objetivo de Rusia es hacerse con el poder en Ucrania, le interesará mantenerla funcionando sin problemas. La mayor amenaza sobre las cuatro centrales nucleares del país (incluida Chernóbil), es la posible degradación de la red eléctrica en Ucrania, que podría provocar que quedaran fuera de servicio y con ello generar apagones en cascada.

Los residuos radiactivos y los combates militares no son una buena combinación, cuando las partículas radiactivas producidas en las centrales nucleares sobrepasan sus muros y llegan a la atmósfera, sus efectos en el organismo humano van a depender del nivel de exposición.

Un escape radiactivo, dependiendo del nivel de exposición, tendría efectos sobre la salud de la población: a/ leves: dolor de cabeza, náuseas y vómitos, hemorragias, diarrea, hematomas, quemaduras en la piel, etc.; b/ graves: cáncer, defectos genéticos, malformaciones en el feto, debilitamiento del sistema inmunitario, problemas en la médula ósea, puede verse afectada la salud mental, etc.; c/ exposiciones prolongadas o de alto nivel pueden causar la muerte.

Mucha cautela con este asunto, una guerra nuclear podría desencadenar un desastre ecológico de consecuencias imprevisibles y devastadoras para el planeta y para la Humanidad.

22 abr 2022 / 01:00
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