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De puente a puente...

    ESTE fin de semana a mí se me vino a la cabeza el Juego de la Oca con sus casillas, sus colores, sus personajes y sus escenas festivas. Y allí me veía yo, en plena casilla de salida, rodeado de ocas viajeras dispuestas a escuchar el pistoletazo de salida...

    Si saco un dos, pensé, caigo en la casilla del oso panda. ¿Zoo de Madrid, Parque Natural de Cabárceno o algo más doméstico, al estilo Marcelle? Difícil decisión. ¿Y si saco un tres? Ese pescador con el anzuelo enganchado en sus pantalones, ¿será una premonición? ¿Premonición?, preguntó el ángel caído que siempre me susurra desde uno de mis hombros.

    ¡Esa es la pescadilla que se muerde la cola! Deja ya de dar vueltas y dedícate a disfrutar. ¡Carpe diem! Pues a ver si saco un cinco: de oca a oca y tiro porque me toca. O tal vez un seis: de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente. La pregunta es: ¿A dónde me llevará? La bolita nos los dirá... Bolita... Bolita... Uyyy. Se me ha ido la pinza. ¿Pero que es la vida sino un tablero de juego o una tómbola en constante movimiento?

    Han cantado línea y ya estamos a dos para bingo. Y a golpe de cuatro, alcanzada la segunda oca, el tablero nos lleva casilla trece. ¡Mal número sino crece!, que dirían los ancianos. ¿Es la suya una percepción del vaso medio vacío? ¿O es la vida, más bien, un juego sólo apto para vaqueros, veleros con viento a favor y personas con recursos ávidas de consumo? En la vida, como en el tablero de la oca, hay sitio para todos.

    Lo complejo es convivir tantos y tan diferentes. ¡Qué estrés! ¡Que dura es la vida de quien camina! Tendré que hacer una parada en la posada de la casilla diecinueve y descansar. ¡Completo!, dice el cartel. ¿Cómo? Con la pandemia en plena expansión y no hay ni un mísero sitio en ninguna pensión...

    Un elefante hace equilibrismos en la casilla veintidós. Parece que un toro nos viene de frente en la veinticinco. Pero caigo en la veintiséis. Dados. He tenido suerte de nuevo. ¡Qué bien se juega en la vida cuando te sonríe! Saco un seis. Dejo atrás el pozo y al esquiador. Muchos han caído. Otros siguen esquiando.

    Pero yo avanzo. Y aunque veo por delante peligros y laberintos, me revisto con la coraza del león y sigo mirando a la vida de frente. Mi juego, agresivo, forma olas en la casilla cuarenta y seis, hipnotiza en la casilla cuarenta y ocho y encanta en la cuarenta y nueve. Pero mientras algunos surfean y otros babean, a mí ni me afecta. Yo sigo de oca en oca sorteando la suerte. Sólo hay un problema: la guadaña se esconde a cinco casillas del final del camino.

    09 dic 2021 / 01:00
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