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Díaz no debe dejarse tutelar por Iglesias

    DE vivir hoy, nuestro paisano Valle Inclán tendría valiosa materia para añadir una obra más a su Martes de Carnaval. La sesiones del Congreso de los Diputados se han convertido en un gran esperpento que el genio de don Ramón María convertiría en obra maestra para conformar una tetralogía. Bueno, no solo la cámara baja. La política española es el mejor ejemplo de una realidad deformada, ridícula, absurda y grotesca con la que se oculta la auténtica realidad.

    Los insultos, acusaciones, noticias falsas, crispación e intereses partidistas y personales son los ingredientes de la actuación política en buena parte de las instituciones del Estado. Lo que más preocupa a los ciudadanos son los efectos de la pandemia sobre la salud y la economía, pero ello es cuestión secundaria en el debate político. Mientras cien mil personas murieron por la COVID y se multiplican las colas del hambre sus señorías se divierten en el hemiciclo, protagonizando funciones de opereta bufa.

    Lo que comenzó en Murcia tras saltarse un señor la cola para vacunarse provocó tres mociones de censura, un adelanto electoral nada menos que en Madrid y una crisis de Gobierno con la espantada del vicepresidente Iglesias, no tengo muy claro si para salvarse él o tratar de evitar la derrota de su partido, previa a su desaparición.

    Y aun no sabemos si el terremoto provocará más sacudidas. Cuando menos pensemos Sánchez nos adelanta las elecciones. Tezanos le está alisando el terreno. Evidentemente, lo de Murcia fue un pretexto para atraer a Arrimadas al redil socialista, una vez que los independentistas no son de fiar. Y Podemos tampoco.

    La gran beneficiada, de carambola, es la gallega Díaz, cuya carrera política da un salto espectacular, desde una concejalía ferrolana a vicepresidenta del Gobierno de España, pasando por un Parlamento gallego en el que derribó la figura de Beiras y acusaba a Feijóo de pensar solo en irse a Madrid. Ahora tiene la posibilidad de ocupar el puesto de Iglesias como líder del espacio existente a la izquierda del PSOE. Dependerá de los resultados de Madrid, donde puede pasar lo que en Galicia. Podemos desapareció del mapa.

    Al contrario de Ana Pontón (BNG) pienso que el ascenso de Díaz a una vicepresidencia no debe ser inocuo para Galicia. Al menos hay con quien hablar, que no es poco. La situación industrial de Galicia, dependiente en gran medida de políticas estatales, es asignatura pendiente. Y ya no podrá escudarse en que solo cuida una parcela. El nuevo cargo tiene un componente transversal, por lo tanto con mayores y más amplias responsabilidades que el de ministra. Siempre se puede hacer más, qué duda cabe, pero los antecedentes de Rajoy, Blanco y otros políticos gallegos en el Gobierno de España fueron positivos para Galicia.

    Queda por ver si Díaz podrá ir por libre o estará bajo la tutela de Iglesias. Por de pronto, éste aceptó que Sánchez rebajara de categoría su vicepresidencia, pasando del segundo al tercer lugar en el escalafón. Las explicaciones farfulladas –Economía de Calviño es superior a Trabajo– no se sostienen. Si esta cartera la asumiera Iglesias no hubiera aceptado la rebaja. El 8-M no es solo manifestarse.

    18 mar 2021 / 01:00
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