Díaz y Olona
AÚN no se sabe muy bien qué pretenden Yolanda Díaz y Macarena Olona. Cada una en un extremo del arco ideológico. Ambas intentando renunciar a la lógica disciplina de una formación política. Las dos afirmando que pretenden dar la batalla de las ideas; pero sin concretar si se presentarán a las elecciones, o cómo conseguirán dotar a sus proyectos de la tan necesaria base humana y económica. Dos mujeres con posibles votos, sí; pero aún sin estructuras de partido.
Quizá sus proyectos surgieron a raíz del declive de sus respectivas formaciones; lo cual amenazaba con diluir sus rutilantes personalidades, que no personalismos, según ellas. ¿Acaso están tratando de rentabilizar su imagen pública antes de que sea demasiado tarde? Pero ¡ojo! No deberían olvidar que ahí están esos machos alfa que las encumbraron, recordándoles que fueron ellos quienes les dieron de comer.
Olona está dando sus primeros pasos; pero ya habla como Díaz cuando dice que no se trata de un nuevo partido político, sino de un proyecto ideológico cuya ideología estrella parece ser, precisamente, desterrar toda ideología de género. Y si Olona se queja de que desde el partido que la vio nacer a la vida pública le ponen trabas, más explícito está siendo el enfrentamiento entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz.
El de Podemos le pide respeto para su formación, le recuerda que todo se lo debe a él, y considera “estúpido” cualquier intento de sobrevolar su formación y la tutela que él sigue ejerciendo dentro de la misma. Olvida Iglesias que Díaz e Izquierda Unida ayudaron notablemente a asentar la estructura de Podemos, cuando su partido político estaba naciendo.
Es cierto que fue el todopoderoso dedo de Iglesias el que la señaló a ella como candidata presidenciable, al igual que encumbró a su pareja Irene Montero, y a su amiga del alma Ione Belarra. Ya ven, todo muy democrático; como también lo es que ahora amenace a la discípula díscola que quiere volar libre de ataduras.
Difícil tiene Iglesias lidiar con Díaz; una política que no ha dudado a la hora de soltar lastre en el pasado, y siempre que lo consideró necesario, con los proyectos políticos que la iban aupando en su imparable carrera; léase AGE (la escisión del BNG, Anova, más Esquerda Unida), En Marea, etc. Lo saben bien los gallegos y, especialmente, el histórico Xosé Manuel Beiras.
Eso sí; tanto Díaz como Olona dominan el lenguaje y la escena mucho mejor que sus mentores. Destacan por su corrección y simpatía, y unas buenas formas y modales que contrastan, y mucho, con la agresividad y la prepotencia de ciertos machos alfa empecinados en poner freno a sus carreras y proyectos.
Habrá que ver en qué termina todo; porque en un momento de crisis social, económica y política como el actual, tendrán que ofrecer algo más que una exquisita educación.