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Dimas

La semana pasada les hablaba del ganador de este 2021 del Premio Primavera de Novela, que resultaba ser Pedro Simón, un conocido periodista de El Mundo, que se había marcado una obra excepcional con Los ingratos. Pues bien. Hoy les hablaré del ganador del certamen paralelo que la editorial Espasa ha dedicado este año por vez primera a los jóvenes (menores de 30) y que lleva el nombre de 25 primaveras (las que lleva en activo el galardón senior). ¿El objetivo? Encontrar nuevas voces que refresquen el panorama creativo contemporáneo, y que ayuden a que la literatura sea algo vivo, palpable y contagioso. Y, ¡vaya si lo han conseguido! El ganador ha sido Dimas Prychyslyy (Elisavetgrado, 1992), con una obra alucinante que lleva el curioso título de No hay gacelas en Finlandia. Confieso que tuve que ver la portada varias veces para sacarme de la cabeza otro título igual de extraño y que nos traía a colación Jorge Luis Borges sobre cierta enciclopedia anglosajona, y que incluía un capítulo sobre Las serpientes en Irlanda. El contenido íntegro de ese capítulo era el siguiente: “Serpientes, en Irlanda, no hay”. Pues bien. Dimas nos lleva de paseo por una suerte de zoo humano donde respiran (a veces, incluso parece que no lo hacen) una serie de personajes realmente singulares y extremos que parecen buscarse a sí mismos con la confraternización activa de los lectores...

PRESENCIAS. Está un dependiente de una librería recién despedido que se pasa el día en el metro, un aspirante a escritor, una chica dedicada a suplantar a ciertos autores en sus redes sociales, un comisario de policía enganchado a la narrativa, gente con identidad sexual no demasiado bien definida, o un remanso de paz encantador en forma de una anciana de 99 años. Suena a muchas cosas, tanto del pasado como del presente. Es decir. Hay presencias vivas muy importantes. Como el caso de William Burroughs o de Roberto Bolaño. Pero también se transparenta una de hoy, y además, absolutamente revolucionaria. Alguien que lo cambió todo en un momento decisivo. Alguien como la muy estimable María Zaragoza, con quien nuestro autor convivió unos meses en el seno de la Fundación Antonio Gala. Ya ven que los puntos cardinales entre los que se mueve Dimas son cruciales. Y lo que hace está en esa línea vanguardista que aún hoy sigue siendo tan fresca como lo fue en su tiempo. Lo que queda, al final, es un profundo aliento poético, como si estuviéramos oyendo a Yves Bonnefoy: “Y algo acude del centro mismo de las cosas. No hay espacio entre él y la más mínima cosa...”. Un descubrimiento, pues, notabilísimo, que seguro que nos procurará muchas y gratísimas sorpresas...

17 may 2021 / 02:06
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