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Dos visiones
del conflicto

    AUNQUE parezcan contradictorias las dos posiciones son perfectamente compatibles, al menos por el momento y si la crisis desatada por Rusia sobre Ucrania se mantiene en la vía diplomática y no desemboca en un conflicto militar. España es un país que pertenece a la OTAN desde 1982, que desde 1999 forma parte de la estructura militar integrada y que a partir de ahí ha estado presente en buena parte de las misiones desarrolladas por la Alianza Atlántica.

    Desde ese punto de vista es una línea de continuidad la aportación de recursos militares a las maniobras previstas por la organización militar y al reforzamiento de las existentes. Al mismo tiempo, la ciudadanía española ha demostrado su oposición a la participación de los militares españoles en operaciones de guerra, en especial si no han contado con el respaldo de la comunidad internacional, como ocurrió con el envío de tropas a la guerra de Irak.

    La parte del Gobierno socialista, que es la responsable de los ministerios de Exteriores y Defensa y la que marca la política en esos ámbitos, mantiene la actitud de cumplir con los compromisos que conlleva la pertenencia a un determinado club. El envío de dos buques de guerra a maniobras en el Mar Negro estaba previsto con anterioridad, pero su presencia cobra una importancia singular en un momento de incremento de la tensión militar en Ucrania, y el envío de cazabombarderos a Bulgaria no ha pasado de ser un ofrecimiento todavía sin concreción por parte de la OTAN.

    Pero junto a la pertenencia a la OTAN, el PSOE se ha mostrado partidario de todas las iniciativas que van en la dirección de fortalecer la posición de la Unión Europea, desde el establecimiento de una fuerza militar europea que le permita una mayor autonomía con respecto a Estados Unidos a todas aquellas que permitan que Europa gane peso en el tablero geoestratégico.

    Cuando Unidas Podemos accedió a formar parte del Ejecutivo, la cuestión de la pertenencia a la OTAN ni siquiera se menciona en el pacto de gobierno, donde solo de pasada se hace mención a la promoción “de una mayor autonomía de la UE y coordinación entre sus estados miembros en materia de seguridad, para combatir... los crecientes conflictos bélicos en nuestra vecindad”. Esto no quiere decir que UP deba dejar su tradicional posición antimilitarista y que defiendan, como ha hecho la ministra de Igualdad, Irene Montero, que “España es el país del no a la guerra” y que su formación apuesta por el diálogo y la vía diplomática.

    Además de posicionarse en contra de la guerra, Unidas Podemos debiera señalar que en este caso es un país autocrático como Rusia quien tiene tropas estacionadas frente a la frontera de otro país y quien desarrolla maniobras militares por todo el mundo.

    22 ene 2022 / 01:00
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