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La gran coalición... industrial

    NO es la coalición que suele predicar Feijóo pero en algo se parece. Hay que bucear en las profundidades de la memoria para dar con una foto como la que protagonizaron los presidentes de la Xunta y la Diputación coruñesa. Si llamativa era la imagen, más impactante resultaba aun la noticia que daba cuenta de que ambos compartían diagnóstico y pasos a dar en la crisis de As Pontes. Parecen haberse dado cuenta de que la ciudadanía que gobiernan al unísono tiene enfrente a un adversario poderoso.

    ¿El Gobierno? En parte sí aunque las politicas de la mal llamada transición ecológica que practica la ministra, son consecuencia de un ecologismo de eslogan que prescinde de las personas y viene de muy atrás. Esa versión extrema de un ismo saludable y necesario no admite gradualismos ni decisiones paulatinas y además es insaciable. La térmica y la papelera son un manjar insuficiente y ahora suenan los primeros acordes de un requiem sobre la planta de Reganosa. De nada vale argumentar con los costes sociales, el deficit energético o el escaso desarrollo de combustibles alternativos. El carbón está desterrado, el gas es sospechoso y los parques eólicos suponen una batalla contra los que ven en ellos una agresión a la naturaleza.

    Formoso y Feijóo se ven gobernando una Galicia enteramente agraria y pastoril, la misma que antes se veía como la representación del atraso y ahora se ve como un ideal hacia el que dirigirse. Y ambos parecen haber detectado el truco. De acuerdo con el planteamiento oficial primero se propicia el cierre de la planta y después "ya veremos". La energía reivindicativa se va agotando, se barajan opciones con escaso fundamento que igualmente se diluyen y se inicia una decadencia progresiva. No es una mera hipótesis. Los incrédulos tienen el ejemplo próximo de Ferrol y la reconversión industrial. El mismo guión con el mismo desenlace. En un caso la excusa fue la necesaria adecuación de la gran industria heredada del franquismo, y en el otro el cumplimiento del canon medioambiental; objetivos saludables aplicados de forma fundamentalista.

    La pregunta es por qué el alcalde de As Pontes sigue su propia pauta y se desmarca de la que establece el secretario general de los socialistas gallegos. Por convicción, por instinto de supervivencia o por ambas cosas. A diferencia de su compañero, Formoso tiene raices en un territorio concreto y basa su fuerza en una alcaldía importante que lo aupó a la politica provincial. A la hora de la verdad su fuerza está más en el vecino que contempla impotente el colapso de la villa, que en la ministra que interpreta a su modo desde Madrid las directrices europeas y el eslogan. Seguramente hubiese preferido una foto distinta, junto al presidente del Gobierno socialista, para decir con él a duo que primero no es cerrar sino mantener la actividad para que el "ya veremos" se concrete en algo. De momento comparece con Feijóo, sin que de momento le hayan abierto expediente alguno. Quién sabe si en el futuro llegará a decirse que la gran coalición o acuerdo de Sanchez y Casado empezó en As Pontes, impulsada por la crisis industrial.

    Periodista

    08 oct 2019 / 22:13
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